Adiós al café: en extinción por el calentamiento global

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El calentamiento global hará peligrar el suministro de café dentro de tres décadas. No acabará con todos sus cultivos pero sí con alrededor de la mitad, con lo que la oferta sería mucho mayor que la demanda, disparando los precios.

Que los precios se disparen significa, por un lado, que se convertirá en un producto de lujo al alcance de muy pocos. No de un producto gourmet, sino inaccesible para la mayor parte de la población. O, directamente, nos encontraríamos con un panorama aún peor, haciendo muy complicada su comercialización conforme vaya avanzando el calentamiento global.

Caída en picado de la producción

Así será, al menos, si se cumplen los pronósticos de un estudio de The Climate Institute. Es decir, sobre todo debe cumplirse una condición: que el ritmo del calentamiento global continúe como hasta ahora.

Los modelos empleados para hacer este pronóstico juegan con estos factores, por lo que tanto si se disparan los gases de efecto invernadero como si se reducen, se tardaría más o menos en llegar a este resultado, respectivamente. Sea cuando fuere, el trabajo concluye claramente que independientemente de la fecha, el cafeto (arbusto del que se obtiene el grano del café) va camino de la extinción.

El trabajo, titulado «A Brewing Storm: The Climate Change Risks to Coffee» avanza que, puesto que las tierras destinadas al cultivo del café dejarán de ser viables para tal fin, la escasez en la producción será una consecuencia más que obvia.

También se pronostica un aumento en el costo del grano y cambios en la calidad. Se verá reflejado, por ejemplo, en un empeoramiento del sabor y del aroma. Por lo tanto, el café será escaso y de calidad inferior a nivel organoléptico. Un drama para los cafeteros, vaya.

Además de cómo afectará el aumento de las temperaturas a las cosechas, se dispararán las plagas. Entre otras, los hongos serán un problema importante. La enfermedad fúngica será una constante, oxidando las hojas, tal y como hace el Hemileia vastatrix, un hongo de esporas amarillas.

Por otra parte, el gorgojo del café (Hypothenemus hampei), un insecto que ataca los granos hasta echarlos a perder, también amenaza la producción. En suma, tanto patologías como altas temperaturas podrían hacer inviable el cultivo y producción de café en distintas áreas.

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Otras amenazas del cafeto silvestre son la deforestación, la polución ambiental y los predadores naturales. Sin embargo, están tomándose algunas medidas que podrían retrasar o evitar este feo pronóstico.

Los pequeños agricultores y también las compañías cafeteras están realmente preocupados. No en vano, el negocio peligra, y lo hace a corto plazo. Para hacer frente a lo que se les viene encima, es necesario tomar medidas desde ya, y que realmente funcionen.

Además del imperativo que constituye reducir las emisiones a nivel global, el gigante Starbucks está ofreciendo orientación y apoyo financiero a los agricultores para que emprendan los cambios necesarios de adaptación. Su lucha, por lo tanto, es doble, centrándose por igual en que los tipos más populares (arábica) sigan produciéndose y además lo hagan sin perder calidad.

Los cafés que se comercializan dentro del circuito del comercio justo, pertenecientes a pequeños agricultores, también pueden sobrevivir más fácilmente. El simple hecho de que a éstos les llegue una parte del beneficio más importante los dota de recursos para poder reaccionar.

Por otra parte, existe la posibilidad de que los terrenos cambien de lugar. Del mismo modo que las vides acusan el cambio climático, pudiendo obligar a buscar zonas más frescas conforme avance el calentamiento global, un fenómeno que también ocurre con las bananas o el chocolate. El futuro tendrá la última palabra, pero las voces de alarma han avisado de que la cuenta atrás ha comenzado.

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