Cómo usar el bicarbonato para la belleza e higiene personal

Bicarbonato cuidado personal
El bicarbonato de sodio es un producto biodegradable que tiene múltiples usos. En lo que respecta al hogar, nos ayuda en la cocina, el jardín y la limpieza de la casa en general. Pero, entre otros muchos usos, resulta sorprendente todo lo que puede hacer a nivel cosmético y también para el cuidado personal.

En efecto, tanto para la higiene como para vernos y sentirnos más guapos, este producto verde demuestra una gran versatilidad, con la triple ventaja de ser ecológico, muy asequible y fácil de usar.

Bicarbonato para el cuidado personal

Además de ser verde, barato y de uso sencillo, resulta muy accesible, tanto como abrir un armarito de la cocina y estirar la mano, pedirlo al vecino o acudir a la tienda de esquina más cercana y adquirirlo.

A la hora de hacer un enjuague bucal, lograremos un efecto refrescante que acabará con el mal aliento y gérmenes diluyendo en un vaso con agua una cucharadita de bicarbonato y unas pizcas de sal. Por un lado, el bicarbonato higieniza y la mezcla de ambos ingredientes ayuda a neutralizar la acidez que propicia la halitosis.

Bicarbonato belleza
También nos ayudará a controlar el olor corporal. Entre otras posibilidades, añadamos un par de cucharadas a una zafa llena de agua para lavarnos los pies o apliquemos directamente en las axilas, a modo de desodorante en polvo.

Si añadimos una tacita de bicarbonato de sodio en una bañera con agua tibia podremos calmar la molesta sensación de picores producida por urticarias o alergias. Un baño durante media hora aproximadamente ayudará.

Bicarbonato para usos cosméticos

Los fastidiosos granitos que salen de improviso pueden acelerar su curación aplicando una basta compuesta de bicarbonato de sodio y dos gotas de agua. Aplicaremos durante unos minutos y enjuagaremos, repidiendo la operación durante unos días, idealmente cada varias horas.

Blanquear los dientes también es una solución factible, pero en este caso hemos de tener cuidado si tenemos sensibilidad dental y no hacerlo demasiado a menudo para evitar que nos dañe el esmalte de los dientes.

Bastará con añadir una cucharadita de café al cepillo y cepillarse como de costumbre, no más de dos o tres veces semanales, haciendo descansos periódicos. Y, cómo no, las mascarillas caseras hacen buenas migas con el bicarbonato de sodio.

Las fórmulas pueden ser muy distintas, por ejemplo buscando hacer un peeling. En este caso, mezclaremos una parte de agua por tres de bicarbonato, formando una pasta que aplicaremos haciendo un suave masaje con la yema de los dedos. Aplicable en el cutis o en el resto de cuerpo, dando resultados estupendos en cara, manos rodillas y codos.

Por último, si además de lavar los pies con agua siguendo lo apuntado anteriormente queremos mimar esta parte del cuerpo al finalizar hagamos un peeling aplicando un poco de bicarbonato que emulsionaremos con el mismo agua. Tras el peeling, en todos los casos es importante aplicar un producto que hidrate.

El objetivo es hidratar las capas superficiales de la piel, pues el peeling es ligeramente abrasivo. Si queremos hacerlo naturalmente, elijamos productos eco, optando por el que mejor nos vaya. Entre otros, será muy efectivo un aceite vegetal bio.

Para el rostro sería interesante el aceite de argán o el aceite de almendras dulces, éste también para el cuerpo. Otras opciones son el aloe vera o, por ejemplo, la mantequilla de coco y, cómo no, recurriendo a productos que siempre tenemos a mano, el aceite de oliva puede hacer un gran papel. Incluso aplicado a pieles mixtas o grasas, y también al cuero cabelludo, pues en lugar de engrasarlo lo equilibrará. Enjuagar será la solución perfecta si tenemos sensación grasa.

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