Prolongar la vida de las flores pasa, en primer lugar, por no cortarlas, algo obvio pero que conviene recordar si nos consideramos amantes y respetuosos de la naturaleza. Sin embargo, una vez nos encontramos con el ramito en la mano, nunca está de más saber actuar para alargar su vida lo máximo posible.
Conseguir que las flores luzcan frescas el mayor tiempo posible no es difícil si seguimos unas cuantas pautas de lo más sencillas. Una de ellas, sin ir más lejos, es mantenerlas lejos del sol, directo o indirecto, así como de fuentes de calor. Sólo con esto evitaremos que se marchiten de forma prematura.
Lógicamente, hay muchos más tips para lograr una mayor longevidad de las flores cortadas, como llenar el vaso con agua fresca y cambiarla cada dos o tres días, limpiando el recipiente en profundidad cada vez o ir recortando los tallos en forma de ángulo. Otros, por ejemplo, se refieren a añadir una aspirina al agua o conservantes para flores.
Conservar la savia
Si, además, queremos que conserve la savia en su interior, habremos de quemar los extremos con un encendedor o una cerilla. Hacerlo con cuidado es fundamental, intentando que el área quemada sea lo más pequeña posible, pero suficiente para sellar los tallos.
Si se trata de flores de árboles frutales, como los membrillos, almendros, manzanos, cerezos o melocotoneros, pongamos por caso, habremos de cortar las ramas en diagonal, utilizando unas tijeras de podar si fuera necesario para lograr un corte limpio.
Estas flores frutales requieren recortar las ramas cada pocos días, cambiando el agua a diario. Un truco es llenar el jarrón con agua tibia para retrasar la floración, y tengamos también en cuenta que las bacterias se acumulan más en las ramas que en los tallos, por lo que una limpieza diaria alargaría su vida.