Consejos para una Navidad más sostenible

Decoracion eco para un hogar sostenible 2
La Navidad es una época de viajes, compras, regalos… y también un momento perfecto para celebrarla sin cometer excesos, demostrándonos a nosotros mismos, y a los demás, que el espíritu navideño es compatible con un modo de vivirla mucho más sostenible.

Son muchas las situaciones que se nos presentarán para que, al tomar pequeñas y grandes decisiones, podamos aligerar nuestra huella de carbono y el nivel de desechos que producimos. Puede parecer baladí pero, si no cuidamos nuestra huella durante fiestas y vacaciones, los esfuerzos verdes que hagamos el resto del año podrían acabar por ser en vano, simplemente porque no compensarían el disparate consumista de estas fechas señaladas.

Viajar o volver a casa…

Los viajes son una de las actividades que más disparan la huella de carbono. Sin embargo, hay una gran diferencia entre unos y otros medios de locomoción. Como es sabido, el avión es la elección más contaminante, ya que se trata de una de las actividades emisoras de carbono más masivas que existen.

Cada hora de vuelo nuestra huella de carbono aumenta de media 435 kg de dióxido de carbono (CO2), a lo que hemos de sumar otros gases de efecto invernadero, si bien el impacto ambiental dependerá también del número de pasajeros de cada vuelo. Así, excepto si no tenemos otra opción, el coche y, todavía mejor, el tren serán supondrán una menor polución y, en general, la movilidad más sostenible es la inmovilidad. Fuera de bromas, en la práctica se traduciría en coger menos el coche, optar por caminar, ir en bici o utilizar el transporte público. Si el trayecto es largo, el tren puede ser interesante.

Comer, adornar, regalar…

El consumo sostenible en época navideña es todo un reto para quienes acostumbran a vivirla a tope, dejándose llevar por la dinámica de la compra compulsiva para sus distintas facetas: las comidas, la ropa, el ocio, los adornos, los regalos… Pero no hay de qué preocuparse, sólo hemos de hacer una cosa tras otra, planear las cosas de forma diferente, cambiándolo todo para que nada cambie. Porque ser respetuoso con el medio ambiente no sólo será un gesto eco-amigable, sino que también cuidará nuestro bolsillo y nos hará unos ciudadanos más concienciados y responsables.

Sin duda, nestra aportación verde al planeta mejorará sólo con adoptar algunos hábitos de consumo más sostenibles que, en el caso de la Navidad, pueden adoptar la forma de regalos solidarios, hechos por nosostros mismos con materiales reciclados o incluso con objetos que tengan una baja huella de carbono. También ayudamos al planeta y ahorramos un buen dinero dando salida a aquellas cosas que no utilizamos. Serán regalos ideales si sabemos a quién podría gustarle, ya sea restaurándolos o, por ejemplo, dándoles un toque especial que los personalice.

Regalo envuelto en papel de regalo reciclado
Es importante cambiar nuestra mentalidad en este aspecto. No sólo lo recién comprado es susceptible de convertirse en regalo, también hay otras muchas maneras de demostrar nuestro aprecio por alguien que no tienen por qué plasmarse en algo material, ni mucho menos reducirse a objetos caros para ser todo un éxito.

La decoración y la comida son otros capítulos que también admiten un enfoque alternativo. La gran ventaja de escapar de las compras de los tradicionales adornos navideños y de la comida típica de estas fechas es, por un lado, darse la satisfacción de decir no a la escalada de gasto y contaminación que ello supone y, al mismo tiempo, abrir la puerta a alternativas no menos interesantes que hagan de cada Navidad algo inesperado, más económico y respetuoso con el entorno. Y, cómo no, los puntos intermedios son también una opción idónea.

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