Contaminantes volátiles en el hogar

Joven alergias
La contaminación del aire dentro de las casas es mucho mayor que en el exterior. Lógicamente, hay excepciones, pero por lo general es así y los expertos no dejan de recordárnoslo para que tomemos medidas al respecto.

Los riesgos de inhalar tóxicos, de tener alergias y, en suma, de sufrir los perjuicios de una mala calidad del aire son numerosos. Solo atacando las causas que los provocan, en especial mediante la prevención, lograremos un aire interior más saludable.

La contaminación que respiramos adopta forma de partículas diminutas. Son los denominados contaminantes volátiles, su tamaño es casi microscópico y pueden proceder de los más variados focos.

¿Dónde está el peligro?

Se puede decir que casi en todas partes. La pintura es un buen ejemplo, no solo porque cubre paredes y techos, sino también por el elevado nivel de toxicidad de sus componentes volátiles.

Salvo las pinturas ecológicas, especialmente fabricadas para evitar este efecto secundario, por lo general las pinturas de exterior e interior contaminan el ambiente.

Del mismo modo, los ambientadores y productos de limpieza doméstica cargan el aire con contaminantes nocivos En spray, crema, pastillas o espuma. Independientemente del formato y presentación, ya que el problema está en su composición.

Los muebles, por su parte, son una fuente importante de contaminación. Los componentes contaminantes provienen de su misma fabricación. Uso de pegamentos, barnices y uso de plásticos, entre otros materiales modernos.

El formaldehído es uno de los componentes volátiles más controvertidos, cuya inhalación puede provocar problemas de salud de distinta gravedad. Además, son frecuentes las manifestaciones alérgicas.

Los glicoles o las cetonas son otros productos químicos tóxicos volátiles que inundan la atmósfera de las casas y los lugares de trabajo interiores. Con el riesgo añadido de que además de sus concentraciones el riesgo se encuentra en su posible mezcla.

Todavía no existen estudios que indaguen sobre los daños que el efecto cóctel de estos compuestos químicos puede producir en nuestros espacios de vida. Por lo pronto, sabemos que muchos de los problemas de alergias, dificultades respiratorias y dolores de cabeza tienen como causa esas emisiones de productos cancerígenos.

Salon comedor
Según la Agencia norteamericana de Protección del Medio Ambiente (EPA), la presencia de estos elementos es hasta cinco veces superior en el interior de los hogares que afuera. Además de los productos citados (pinturas, limpiadores, barnices, etc.), se encuentran en disolventes, pegamentos, insecticidas, ambientadores, tintas de impresoras…

Por lo general, son compuestos que tienen un origen petroquímico, bien en forma de plásticos, materiales que se emplean para fabricar muebles, accesorios o tejidos, pongamos por caso.

Mejorar la calidad del aire interior

La mejora de la calidad del aire interior implica estar informado y tomar medidas a la hora de amueblarla, hacer reformas y vivir: con qué productos pintamos las paredes o barnizamos los muebles, qué tipo de muebles metemos en casa o, por ejemplo, con qué productos hacemos la limpieza del hogar.

Se trata, en suma, de ser conscientes del riesgo que supone el uso de determinados productos químicos y tomar decisiones acertadas de forma cotidiana. Entre otras, elegir formulaciones y materiales naturales o no perjudiciales para preservar la salud y nuestro entorno y huir de las composiciones de base química.

Incluso los ambientadores o el mismo incienso incluyen cancerígenos como el formaldehído, el benceno o ftalatos, entre otros muchos. Para que nos hagamos una idea, en un solo ambientador puede haber cerca de un centenar de sustancias químicas, incluyendo disruptores endocrinos y cancerígenos.

¿La alternativa saludable? Hacerse un ambientador casero con nuestras fragancias favoritas. Será fácil utilizando aceites esenciales procedentes de la agricultura orgánica.

Por lo tanto, afrontar la situación requiere tomar medidas que, como hemos señalado, van más allá de no fumar dentro de casa y de ventilar la casa unos minutos diarios. Aunque ayudan, qué duda cabe, pero no son suficientes.

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