Cosmética casera: más ética, ecológica y asequible

Cosmetica natural
La cosmética casera, aquella que hacemos con productos que tenemos en la despensa y/o en el armarito del baño no tiene por qué ser orgánica para que sume puntos verdes frente a la convencional.

Idealmente, hagamos cosmética casera que además sea bio, pero no es ese el objeto de este post. Nuestra intención, básicamente, es hablar de lo interesante que puede resultar fabricarnos los cosméticos nosotros mismos. Entre otros beneficios, por lo general sus ingredientes son más éticos, menos químicos y más sostenibles, a la par que económicos.

Las ventajas de la cosmética casera

Por un lado, no es oro todo lo que reluce, y la frase viene que ni pintada tanto para hablar de los cosméticos y productos de higiene personal tradicionales como de aquellos que hacemos nosotros en casa.

Ni aquellos son tan estupendos como nos venden, y por supuesto mucho menos están libres de químicos si no son orgánicos certificados, y aún así tampoco queda garantizado. Aún menos lo son aquellos que siendo convencionales sin embargo juegan a la ambigüedad, al más puro estilo greenwashing.

Por otra parte, los cosméticos caseros pueden resultar complicados de hacer, sobre todo si buscamos ir más allá de las fórmulas más básicas. Cierto es que la cosmética verde minimalista, aquella que utiliza productos de forma directa, como los aceites vegetales o el bicarbonato o, por ejemplo, las frutas y verduras, son muy efectivos. Sin embargo, lo más habitual es hacer mezclas que nos permitan obtener resultados adaptados a necesidades específicas o simplemente que respondan a las preferencias personales.

En este sentido, conforme vamos aumentando la dificultad de las elaboraciones se hace necesario estar bien preparado. No solo para conseguir resultados óptimos, sino también para no equivocarnos a la hora de hacer mezclas, con el riesgo que ello puede suponer para la salud.

Sea como fuere, la cosmética casera tiene tres ventajas principales, como son su menor impacto ambiental, lo ético y su bajo coste, sobre todo en comparación con las alternativas comerciales.

En casa podemos hacer desde un dentífrico con bicarbonato, aceite de coco y aceite esencial de menta, por ejemplo. Se utiliza una cantidad tan pequeña cada vez que realmente sale a cuenta. Nos evitamos un sinfín de químicos y además no se habrá probado en animales, con lo que resulta mucho más ético.

También es fácil hacerse un tónico facial de vinagre de manzana, simplemente diluyéndolo y aplicándolo directamente, sin más complicaciones. En este caso estamos . O, por ejemplo, el aceite de oliva virgen extra que usamos para cocinar es un excelente cosmético para nutrir y equilibrar la piel y el pelo.

Desde el cuero cabelludo hasta el rostro o prácticamente cualquier otra parte del cuerpo y los resultados no tienen nada que envidiar a otras fórmulas nutritivas. De nuevo, encontramos un ejemplo de producto casero que cunde muchísimo y, precisamente por ello, resulta realmente económico.

Jovenes cosmetica casera
Además, evitamos adquirir otros cosméticos que fácilmente podrían haber supuesto tests en animales y llevar químicos en su composición. Por lo tanto, de nuevo vemos cómo sin necesidad de ser productos orgánicos, en realidad sí resultan más ecológicos.

En términos comparativos, es cierto, pero esta característica tiene un importante valor en términos ecológicos. En especial, habida cuenta de que si nos lanzamos a hacer cosméticos caseros estaremos a un paso de atrevernos con ingredientes orgánicos.

Si lo hacemos, de nuevo podemos afirmar que los cosméticos caseros bio pueden sumar más puntos verdes que los cosméticos bio que se comercializan. En esta ocasión no resultarán más éticos, pero sí saldrán especialmente económicos y nos ahorrarán envases, así como transporte, aligerando nuestra huella de carbono.

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