Cuando abrimos un paquete que contiene un dispositivo electrónico (o frágil) de cierto tamaño, normalmente viene protegido por un envoltorio de gomaespuma o de poliespán que lo protege de los golpes que pueda sufrir en el transporte. A nadie le gusta comprarse un ordenador o una televisión y encontrarse con que, en una de sus esquinas, antes incluso de estrenarlo, ya tiene la marca de algún golpe. O, peor aún, que debido a algún accidente, ni siquiera funciona.
El problema es el material del que están hechos la gomaespuma y el poliespán o corcho blanco son tremendamente contaminantes. Tardan miles de años en degradarse por completo. Por ello, la empresa de diseños ecológicos Ecovative ha creado un material que, al tiempo que protege los preciados dispositivos electrónicos de golpes y averías en el transporte, resulta biodegradable.
Han bautizado al material como EcoCradle (cradle significa cuna en inglés) y se trata de un envase cien por cien biodegradable. Por tanto, después de sacar lo que envuelva y proteja el EcoCradle, se puede echar a la basura para elaborar compostaje o, incluso, tirar al jardín, ya que, en unos días, habrá desaparecido como cualquier otro desecho orgánico.
EcoCradle se elabora con residuos agrícolas como cáscara de arroz y rebabas de algodón que los agricultores no tienen forma de eliminar. Estos materiales se tratan con un hongo que se encuentra en las raíces de las setas.
Además, con un compromiso con el medio ambiente absoluto, esta empresa trata de obtener las materias primas de manera local, mientras que la producción de los embalajes se realiza lo más cerca del usuario final como sea posible, de modo que se reduce el transporte y la contaminación que supone. La producción de EcoCradle se hace con un proceso en el que no se consume mucha energía. Así mismo, la emisión de gases perjudiciales para el medio ambiente es mucho menor que la que se produce al elaborar poliestireno expandido.