Escuchar el fondo del océano


LIDO (Listening to the Deep Ocean environment o Escuchando el ambiente del fondo marino) es un proyecto para escuchar el océano. Pero no el relajante sonido de las olas en una playa o chocando contra un acantilado, sino los sonidos a los que la mayoría de los seres humanos no podemos acceder: los del fondo del mar.

Se trata de crear una red de observatorios del fondo marino, para diferentes disciplinas científicas, de manera que se pueda coordinar una investigación de alta calidad y permitir el seguimiento a largo plazo de riesgos geológicos y el ruido ambiental marino en el Mediterráneo y en aguas adyacentes del Atlántico. Se podrían realizar seguimientos exhaustivos de terremotos y tsunamis, así como reconocer y analizar sonidos ambientales producidos por mamíferos marinos y el ruido procedente de las actividades del ser humano.

Este proyecto está impulsado por la Universidad Politécnica de Cataluña y, gracias a un software especial de reconocimiento, se pueden identificar los sonidos para, posteriormente, clasificarlos: ballenas, delfines, barcos, terremotos, tsunamis, etc.

Con este proyecto, entre otros objetivos, se pretende detectar en tiempo real las fuentes de tsunamis potenciales. Su funcionamiento se basa en el análisis a tiempo real de fenómenos geofísicos, de los tiempos oceanográficos y ambientales que se pueden sentir en el fondo marino y en la columna de agua.

Dentro del proyecto LIDO también se realizará lo que se denomina bioacústica, es decir, las contribuciones naturales y humanas al ruido ambiente marino. Los datos recogidos se usarán para crear un mapa mundial de las tendencias a largo plazo de ruido ambiental. Por ejemplo, se podrán conocer mejor los patrones de migración de algunas especies o su hábitat. También se podrá relacionar qué efectos tienen en los próximos años el cambio climático y las actividades del ser humano sobre los mamíferos marinos.

Por su parte, Canadá está realizando un proyecto similar llamado Neptune (en honor al dios romano del mar) e impulsado por la Universidad de Victoria. En este caso, también se han instalado cámaras de vídeo submarinas que permiten contemplar las profundidades en diferentes lugares de la costa canadiense.

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