La botella de plástico tiene los días contados


Cada vez estamos más concienciados para evitar el uso de las bolsas de plástico. Pero, ¿qué pasa con las botellas hechas con ese material? Este tipo de botellas, donde se envasan desde refrescos hasta zumos o leche, están, la mayoría de las veces, fabricadas con polietileno de alta densidad (HDPE), un material que se calcula que tarda en descomponerse quinientos años.

Por suerte, se ha inventado una botella que puede servir para sustituir al contaminante plástico. La botella de papel. ¿Cómo puede una botella de papel contener líquidos? La bautizada como GreenBottle se compone de dos partes: un fuerte revestimiento en la capa más exterior de la botella y otro de plástico reciclado en el interior, que puede contener el líquido. Sus inventores prometen que, si se usa para guardar leche, ésta se mantiene fresca.

El papel exterior está hecho de materia compostable y biodegradable, así que se descompone de forma natural pudiendo convertirse en abono. La botella ha sido diseñada para que puedan dividirse sus partes para un más fácil y completo reciclaje. De este modo, el papel puede separarse y tirarse al contenedor correspondiente, mientras que el forro interior se puede tirar al contenedor de reciclaje de plásticos. En definitiva, una alternativa real y responsable con el medio ambiente a las botellas de plástico.

Según cuenta Martin Myerscough, el diseñador de esta botella ecológica, la inspiración le vino observando una de las manualidades que había hecho su hijo para el colegio. Se trataba de un globo hecho de cartón piedra (papel machacado y convertido en una pasta).

En el Reino Unido, se usan 275.000 toneladas de plástico cada año provenientes de cerca de 15 millones de botellas. De media, una familia puede utilizar 500 botellas de plástico cada año, de las que sólo 130 son recicladas. El uso de envases de plástico es muy perjudicial para el medio ambiente, entre otras causas, porque está fabricado con petróleo. Además, la mayor parte del plástico acaba en vertederos, donde permanece enterrado de forma indefinida.

Después de las bolsas de plástico, le ha llegado el turno a las botellas.

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