La extrema crueldad en los mataderos incluye la carne halal y orgánica

Los mataderos son lugares tétricos, qué duda cabe. Independientemente de su apellido, ya sean mataderos convencionales, de carne halal o ecológica, en todos ellos se acaba con la vida de animales que han nacido para vivir y morir de un modo trágico. Son parte de la industria cárnica, su materia prima, y ni siquiera entre aquellos que dicen llevar a cabo un sacrificio «humanitario» deja de practicarse una crueldad extrema en el sacrificio de los animales.

El último escándalo ha ocurrido en el Reino Unido. Activistas infiltrados en un matadero halal grabaron una auténtica masacre, subrayando que éste no es un problema centrado en la carne halal, nombre con el que se conoce a la carne que se sacrifica según el rito islámico.

El vídeo filmado en secreto es durísimo. Ante la gravedad de lo grabado por cámaras ocultas del grupo proteccionista Animal Aid en pleno sacrificio de ovejas en un matadero halal británico de la localidad de Thirsk, Yorkshire, se ha abierto un debate nacional en torno al tema. Además, se ha denunciado y suspendido a varios operarios, que podrían acabar procesados judicialmente por cometer «abusos horribles», apunta la organización.

Crueldad generalizada

Éste es el décimo matadero grabado por Animal Aid en Reino Unido, y en todos menos en uno se producen aberrantes prácticas. No sólo se incumple la ley y hay un absoluto desprecio por el rito halal o un incumplimiento sistemático de las distintas normativas, entre ellas las relacionadas con el sacrificio de carne orgánica o halal, sino que en todos ellos los trabajadores son crueles al extremo.

Crueldad y violación de la ley son dos constantes en los mataderos británicos filmados, con el agravante de que varios eran de carne ecológica y otro de ellos había sido aprobado por la asociación proteccionista RSPCA.

Otro de los casos más sonados sucedió en 2010. Una cámara oculta de Animal Aid evidenció unas brutales matanzas en un matadero con fama de ser de los menos agresivos del país. Su carne llevaba el sello ecológico de la Graig Farm Organics, supuestamente una garantía de respeto animal durante la crianza y finalmente una muerte «sin crueldad».

Las ovejas crecían en el bucólico valle de Ashburton, en Devon. Allí, la vida campestre era idílica, pero aquellos animales criados en plena naturaleza acababan de un modo insospechado. Y lo mismo sucedió con el ganado vacuno y los cerdos, acabaron sufriendo un trato atroz por parte de los matarifes.

En aquella ocasión se le retiró certificado ecológico y se controló las matanzas enviando a personal de forma temporal. También se suspendierno otros tres mataderos similares. Es decir, la asociación Animal Aid no deja de encontrarse aberrantes sorpresas cuando le da al botón del récord. Como dice su director, Andrew Tyler, «este último caso de la carne halal no es diferente de otra masacre. El problema es la extrema crueldad que encontramos una y otra vez en los mataderos.»

Respetar: vivir y dejar vivir

En este post no encontrarás detalles escabrosos de las barbaridades que se hacía con las ovejas ni tampoco el vídeo difundido, cuyo contenido, damos fe, puede herir la sensibilidad de almas curtidas en mil batallas. Sinceramente, nos podemos ahorrar unas imágenes que bien podrían traumatizarnos para el resto de nuestras vidas.

No es necesario entrar en detalles para transmitir la idea de un contundente repudio. Además, el cerebro tiende a demostrar un fuerte rechazo hacia los mensajes que son muy negativos, y la intención de este post es justo la contraria. Busca comunicar, transmitir, hacer llegar un mensaje de respeto animal, apostar por una nueva conciencia basada en la máxima del vive y deja vivir.