El perfume bio es una sustancia natural creada a partir de esencias vegetales que sigue un proceso de fabricación similar al de los perfumes convencionales, salvo por un aspecto clave: no se emplean compuestos químicos.
Los solventes y fijadores que se utilizan en la perfumería tradicional, por ejemplo, se siguen utilizando, pues la creación de un perfume implica estos componentes, pero se buscan alternativas de origen natural que persiguen ser efectivas sin recurrir a las formulaciones sintéticas.
Olor a Naturaleza
Lógicamente, los perfumes bio se caracterizan por tener ese algo especial que nos transporta a espacios naturales de un modo más genuino que los perfumes estándar. Sentimos el olor a verde, a campo, bosque, a aire puro, olor a flores, frutas y, en general, un aroma embriagador en el que la química no se interpone en lo más mínimo.
Esta peculiaridad se debe, por un lado, a la ausencia de componentes sintéticos, y por otro a la existencia de un elemento fundamental que nos resulta tremendamente familiar. En efecto, la clave de un buen perfume ecológico está en la calidad de los aceites esenciales empleados.
Composición bio
La totalidad de sus ingredientes de una fragancia bio son orgánicos, desde los aceites esenciales hasta las resinas, alcoholes vegetales, con frecuencia el alcohol de trigo bio, un solvente oleoso procedente del cultivo ecológico que se utiliza en este tipo de composiciones.
Frente a los perfumes clásicos, se busca ofrecer una opción que convenza al gran público como alternativa más natural, sin ser una opción únicamente para personas muy comprometidas con el medio ambiente o, por ejemplo, con alérgicos o intolerantes.
Salir de ese reducto es el gran desafío de los perfumes bio y uno de los principales obstáculos es abaratar las materias primas. Como es fácil imaginar, sintentizar los componentes necesarios para fabricar un perfume convencional es mucho más económico que utilizar aceites esenciales, alcoholes vegetales y resinas bio, extraídas de plantas cultivadas de forma ecológica.
Este aumento de costes puede llegar a duplicar los precios con respecto a los perfumes de siempre. A su vez, la producción a escala que caracteriza a las grandes marcas de perfume, de éxito mundial, también permiten abaratar costes.
Sin embargo, siempre tenemos una opción nada cara. Bastará con aplicar unas gotas de aceite esencial bio sobre nuestra piel o ropa para obtener un resultado mucho más natural y económico que el que nos proporciona un perfume convencional.
Sería factible, incluso hacer combinaciones entre ellos e incluso probar a hacer un perfume bio casero siguiendo alguna fórmula básica que nos merezca confianza. O, por qué no, añadamos unas gotas a nuestra crema hidratante o al aceite de baño y optemos por esta otra forma de perfumarnos. Y por supuesto, tanto al adquirir aceites esenciales como perfumes bio, no olvidemos comprobar la existencia de un certificado ecológico como el de la Unión Europea o el de Ecocert.
Una ayuda para el planeta
No es necesario relatar la crisis ambiental que está padeciendo el planeta. Es harto conocido el problema que supone a todos los niveles la masiva explotación de recursos naturales, la sobrepoblación, las emisiones de gases de efecto invernadero y un larguísimo etcétera de barbaries que comete el ser humano a diario.
Poco podemos hacer para detener esta locura destructiva de la que poco más o menos hacen gala multinacionales y otros actores sociales no menos dañinos para el planeta. Salvo, eso sí, practicar un estilo de vida eco-amigable y, al menos a nivel agregado, pequeños gestos cotidianos como ponerse perfume o ir al trabajo en un medio de transporte sostenible, pongamos por caso, pueden hacer una gran diferencia. Entre otras cosas, ayudar a conservar un mundo lleno de aromas naturales…