¿Qué son los grupos de consumo?

Frutas y verduras
Apostar por un mundo mejor, más sostenible, también es una cuestión de la cesta de la compra. De hecho, la alimentación y la economía local son dos conceptos muy relacionados con lo que compramos y dónde lo compramos.

Los grupos de consumo, como su propio nombre indica, son agrupaciones de personas que compran alimentos procedentes de un circuito alternativo al convencional. A la hora de adquirir productos alimentarios,-frutas y verduras, miel, huevos y otros- o de uso doméstico e incluso ropa optan por una alternativa sostenible y solidaria: comprarla directamente a agricultores o productores locales.

Los productos que se adquieren en puntos de encuentro, y la compra venta se organiza a modo de mercadillos, mediante acuerdos verbales que establecen un funcionamiento o en instalaciones específicas de cooperativas o similares.

Una autogestión sin intermediarios

La aparición de los grupos de consumo hay que relacionarlo con el boom de los huertos urbanos, de la alimentación ecológica o de la vuelta a lo genuino como reacción a un mundo cada vez más alejado de la naturaleza.

Con ellos se busca una alimentación más natural, cercana, que no implique niveles de pesticidas ni una huella de carbono inasumibles por ciudadanos concienciados con la importancia de vivir sin despilfarrar, apostando por una alimentación más saludable.

Una nueva alimentación que, en parte huyendo de intermediarios y por otro lado optando por la economía local, acaba revolucionando la forma de consumir. Y, si bien adquirir los productos autóctonos en tiendas es una de las posibilidades de hacerlo, los grupos de consumo son una opción preferible si el objetivo es ir directamente allí donde se produce el alimento o el producto.

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Lógicamente, cultivar uno mismo sus propios alimentos, confeccionarlos incluso para consumirlos e intercambiarlos significa dar un paso más, no hacia la autosuficiencia pero sí hacia la economía de consumo. Pero no todo el mundo está en disposición de hacerlo a estos niveles, si bien los huertos comunitarios son una opción intermedia. Quizá por ello, ante la imposibilidad de ir más allá, los grupos de consumo tienen tanto éxito en los entornos urbanos.

Ventajas del grupo de consumo

Las ventajas de un grupo de consumo al margen de la apuesta por una economía local, lejos de las grandes multinacionales o, en suma, prescindiendo de intermediarios, están relacionadas también con la protección del medio ambiente.

No en vano, la actividad agrícola ecológica es especialmente respetuosa con el entorno, sobre todo si la comparamos con la agricultura intensiva. Igualmente, las granjas ecológicas dan un trato más ético a sus animales, y comprar sus productos significa apoyar este tipo de negocio y beneficiarnos de la calidad de sus productos.

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No puede decirse que podamos controlar lo que compramos desde la semilla a la mesa, pero sí conseguimos un control mucho mayor. En muchas ocasiones, si el agricultor es de confianza no se piden certificados ni sellos ecológicos por considerarse innecesarios.

Relacionarse con personas con una visión similar a la nuestra, que comparte una filosofía de vida eco-amigable es otro de los alicientes de participar en los grupos de consumo.

El precio puede ser otro motivo, al menos si lo comparamos con el mayor coste de los productos bio en tiendas, pero no es especialmente económico con respecto a alimentos o productos no bio.

La comodidad de acudir a una cita regular y llevarnos un cajón lleno de frutas y verduras mixtas, por ejemplo, o de tener un pedido fijo que nos tienen preparado es otro punto a favor. Y, por último, además de asegurarnos productos frescos, de temporada, recién cosechados, evitamos frutas y verduras que han estado durante meses en frigoríficos o que han madurado en cámaras.

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