El lado oscuro de la suave lana de angora

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Más allá de que la ropa sea o no ecológica, está ese otro requisito importante que debemos exigir a las marcas. Se trata de algo tan básico como que dicha prenda o tejido no implique sufrimiento animal.

Los veganos y amantes de los animales que llevan esta inquietud hasta sus últimas consecuencias rechazan el uso de pieles y lana para vestir. No solo las que proceden de granjas especializadas en ello, sino también aquellas que se obtienen de industrias cárnicas.

Graves maltratos a los conejos de angora

En esta ocasión la cosa va de conejos, de pobres animales de granja, víctimas del negocio de la lana de angora hasta límites insospechados. Si ya vimos cómo sufrían las ovejas por el atroz mulesing, ahora el foco pasa a los preciosos conejos de angora, cuyo problema es también su principal atractivo: la suavidad de su pelo.

Con él se confeccionan un sinfín de prendas de vestir, y para ello hay que esquilarlos de forma regular. Su tragedia no solo es malvivir confinados en jaulas, hacinados y sufriendo lo indecible, sino los maltratos sufridos a la hora de quitarles (arrancarles, más bien) ese preciado pelo.

Sus principales características no solo son la suavidad y el brillo, sino también el maltrato animal que se esconde en cada hilo. Sobre esta cuestión tiene mucho que decir la asociación animalista One Voice, muy activa en el país vecino.

Mediante la difusión de un impactante vídeo, la asociación gala denuncia el maltrato a conejos de angora en Francia. Su contenido es realmente duro. En él podemos ver desde imágenes como la que se incluye en la que abre este post hasta sus gritos y, en fin, el sufrimiento que sufren.

«Los conejos gritan, es inadmisible. A veces la piel se desgarra cuando los depilan cada cien días», dice Muriel Arnal, presidenta de la asociación de defensa animal One Voice, con más de dos décadas de existencia. El objetivo, como hemos apuntado, es utilizar su pelo sedoso como materia prima para fabricar la angora que se usa en la industria textil.

La reacción de la asociación a esta crueldad sistemática era la previsible: la petición de su erradicación, idealmente mediante la prohibición de la cría y comercio de la angora en Francia o, mucho mejor, en todo el mundo.

El vídeo difundido forma parte de la investigación realizada por la ONG sobre este sector. Para ello, dos activistas se infiltraron en media docena de granjas ubicadas en distintas regiones francesas durante buena parte del año. Concretamente, estuvieron en ellas desde febrero a julio del 2016 y el resultado es estremecedor.

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La investigación no menciona cuáles son las granjas que llevan a cabo estas prácticas, pues su objetivo es que sirvan como ejemplo de lo que se cuece en el sector.

La investigación se realiza tres años después de que la asociación Peta sacara a la luz este mismo drama en las granjas de China. Fue en 2013 cuando los de Peta denunciaron las terribles condiciones que sufrían los conejos criados en granjas chinas, que generan el 90 por ciento de la producción mundial.

A este respecto, en 2015 Holanda pidió al resto de los miembros de la UE que impidan el acceso al mercado de angora realizada con animales maltratados como reacción a la grabación de Peta.

Sin embargo, ahora sabemos que también en otros lares, mucho más cercanos, se cuecen habas. En comparación con el mercado chino, Francia lleva a cabo actuaciones igualmente cruentas, si bien en las granjas galas «los conejos tienen paja en las jaulas». Una diferencia que no obedece a un intento de cuidar a los animales. Muy al contrario, se pretende «únicamente preservar la sedosidad del pelo», concluyen desde One Voice.

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