Llevar una vida más eco amigable en el ámbito doméstico significa poder poner en práctica un sinfín de gestos ecológicos de forma frecuente. Nos ayuda, en suma, a cultivar y tener una actitud más respetuosa con el entorno.
Muchos de estos pequeños gestos ecológicos acaban convirtiéndose en un hábito, con lo que se convierten en ese grano que va sumando, haciendo granero y, por otra parte, sirviendo de ejemplo en los hogares donde hay niños, y no tan niños, aún no demasiado concienciados sobre la importancia de ayudar a cuidar el planeta.
Cinco sencillas ideas
En este post te damos algunas ideas para ayudarte a mejorar tu comportamiento eco friendly al tiempo que puedes obtener ventajas y beneficios prácticos a nivel de ahorro y de cuidado de la salud, respectivamente.
1. Invierte pensando en verde: Hay un sinfín de pequeñas inversiones que nos pueden ayudar a ahorrar llevando una vida más verde. Los ejemplos son muchos, entre otros cambiar las bombillas por otras de bajo consumo, comprar una compostadora, colocar grifos más eficientes o hacer lo propio comprando electrodomésticos que también los sean, colocar ventanas dobles, persianas o toldos para aislar mejor la casa…
2. Limpieza más ecológica: Desde no olvidarnos de ventilar a diario para renovar el aire hasta hacer nuestros propios limpiadores multiusos o, por ejemplo, poner en práctica los consejos de uso verde de los grandes electrodomésticos, como la lavadora y la nevera, responsables de buena parte de la factura de la luz.
No abusar de los productos limpiadores de composición química también nos ayudará a mejorar la calidad del ambiente, a ahorrar un buen dinero y, por supuesto, también a cuidar el planeta. Si queremos desinfectar con productos naturales, los encontraremos en nuestra despensa: el limón, el vinagre y el bicarbonato solos, diluidos en agua o combinándolos de forma segura serán nuestros grandes aliados.
3. Pásate a los aromas naturales:Si te gusta perfumar las estancias, una alternativa a los ambientadores convencionales de base química son los aceites esenciales. Idealmente, utiliza los aceites que procedan de la agricultura biológica para impregnarlos en materiales porosos (cuidado con estropear superficies delicadas), por ejemplo en bolas de madera especiales para este uso.
También podemos usarlos como ingredientes para hacer jabones naturales aromatizados, perfectos para dar un toque de aroma en los armarios o en el mismo aseo. O, de forma complementaria, optemos por el carbón vegetal japonés para absorber olores, así como por las plantas aromáticas, granos de café o piel de cítricos, pongamos por caso.
4. Antes de tirar, dale al magín: En lugar de deshacernos de lo que ya nos sirve o se ha roto echándolo a la basura, intentemos buscarle otro uso, bien sea sin modificarlo o lanzándonos al reciclaje creativo. Como última posibilidad, preguntémonos si le serviría a alguien, o puede que tenga potencial como un regalo original tras darle un pequeño repaso, bien sea pintándolo o mediante cualquier otro reciclaje creativo, quizá dándolo otra utilidad.
5. Atrévete a cultivar: Crear una mini huerta está de moda, pero aun así cuesta ponerse a ello. La falta de espacio, de tiempo, de ganas o de confianza en uno mismo ante algo nuevo acaban por hacernos descartar la idea.
Sin embargo, como dice la famosa frase, Roma no se conquistó en un día, y empezar poco a poco puede ser la solución a este no acabar de atreverse a cultivar nuestros propios alimentos. Empecemos plantando cultivos fáciles en macetas o jardineras, como son las hierbas aromáticas tipo albahaca, romero y perejil, la lechuga, el ajo, la cebolla o los tomates tipo cherry y algunos árboles frutales en miniatura, entre otros los limoneros o los naranjos enanos.