La investigación

La producción de cemento sin emisiones de efecto invernadero ha sido investigada en el MIT (Massachussets Institute of Technology) ante el aumento que se espera en la utilización de este material por el mayor dinamismo en la construcción de edificios en todo el mundo de cara a 2060.

Y el problema no es baladí. Alrededor de un kilo de dióxido de carbono se libera por cada kilo de cemento. Esto supone entre tres o cuatro gigatoneladas de cemento producidas anualmente y de sus correspondientes emisiones de dióxido de carbono.

Evitar todo ese impacto ha sido el objetivo de esta investigación que ha ahondado en enfoques alternativos y focalizándose en un proceso electroquímico para reemplazar el actual sistema dependiente de combustibles fósiles.

En la actualidad, el cemento Portland ordinario, que es el más empleado, se hace moliendo piedra caliza, cocinándola con arena y arcilla a fuego lento, que se produce con la quema de carbón. Este proceso genera dióxido de carbono por quemar el carbón y por los gases liberados de la piedra caliza en su calentamiento.

El nuevo proceso eliminaría, o bien permitiría reducir, estas emisiones, según las pruebas hechas en laboratorio, aunque se deberá trabajar a escala industrial para comprobar sus resultados y la viabilidad de este sistema.

Otras ventajas

Este método presenta otras ventajas que van más allá de reducir las emisiones de efecto invernadero. El proceso elimina los combustibles fósiles, que se sustituyen con electricidad generada con energías renovables. Y, todo ello, pudiendo producir la misma producción de cemento que con el sistema convencional.

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