Cinco trucos para evitar los embalajes supérfluos

Frutas con y sin embalaje
Decir no a los embalajes supérfluos es complicado en esta moderna sociedad, en la que nos ha tocado vivir para lo bueno y para lo malo. Sin duda, un mundo con muchos aspectos positivos, pero también con problemáticas relacionadas con la contaminación ambiental realmente complicadas de solucionar desde la actuación ciudadana.

En efecto, para el ciudadano, llevar una vida eco amigable resulta complicado en muchos aspectos, y el de evitar los embalajes innecesarios es uno de ellos. Por suerte, hay muchas cosas que podemos hacer.

Sencillos consejos para el día a día

En este post vamos a dar algunos pequeños consejos para aplicar en nuestra vida cotidiana. Nos ayudarán a decir «stop» a esta auténtica plaga de embalajes que sufre el planeta y, por lo tanto, también nosotros.

1. Si consumes mucho, elige los envases grandes: La regla general es optar por los envases familiares por aquello de evitar packaging, pero esta norma no siempre funciona. Siguiendo la triple norma de las tres erres, lo suyo es prescindir si es posible (reducir), y a continuación reutilizar para, finalmente, intentar reciclar.

En el caso planteado, por ejemplo, si no lo consideramos necesario, prescindimos. En caso de serlo, los envases familiares suponen también una reducción de embalaje. Eso sí, será una mala solución si el producto queda por consumir y finalmente caduca o, pongamos por caso, si nos incita a consumir más de lo necesario.

2. Comprar a granel: No siempre es posible hacerlo, pero en muchas ocasiones resultará decisivo para que hagamos una pequeña gran diferencia diaria en nuestro ahorro de embalajes. El ejemplo más claro es el de las frutas y verduras, empaquetadas las más de las veces sin ser necesario en absoluto.

También podremos sumar unos buenos tantos aplicando esta misma regla a otros productos. Entre otros, los productos frescos (carne, pescado, fiambre, etc.) y frutos secos, cereales y legumbres.

3. Mejor envases reciclados que reciclables:Los materiales biodegradables no siempre son todo lo ecológicos que parecen, y lo mismo cabe decir de los reciclables. En ambos casos, son conceptos muy vagos que no nos garantizan una compra ecológica. Por el contrario, si evitamos el embalaje damos de lleno en la diana verde y, como mal menor, más vale optar por los materiales reciclados, pues no se trata de una hipótesis sino de un hecho.

4. No a las mini dosis ni a las porciones individuales:Ahora están de moda los formatos que nos ponen fácil llevar en el bolso un tentempié o productos de belleza y aseo personal de un solo uso.

Carrito de la compra lleno

Son cómodos, es innegable, pero hazte dos preguntas: qué precio de más estás pagando y cuál es su vida útil. Si el ciclo de vida del producto es efímero y altamente contaminante por el tipo de packaging, no es una buena elección para evitar los desechos.

Por otra parte, si ese mismo producto puedes conseguirlo mucho más barato adquiriéndolo en otro formato, éste probablemente tendrá menos embalaje y, de paso, ahorremos un buen dinerito. En estos casos, son muy útiles los mini envases propios que admiten infinidad de usos, siempre intentando huir de plásticos especialmente tóxicos.

5. Lleva tu bolsa reutilizable: El uso de embalajes supérfluos al pasar por caja por lo general puede evitarse. Bastará con llevar tu propia bolsa de tela u otro material reutilizable para poder rechazar la típica bolsa de plástico que aún ofrecen en tantos establecimientos.

Si quieres rizar el rizo, hazte tu propia bolsa con retales que tengas por casa. De este modo, conseguirás ahorrar dinero y materiales que suponen un impacto ambiental. Mayor o menor, pero lo tienen. En caso de comprarla, elige los modelos más resistentes, fáciles de lavar, durables y elaborados con materiales sostenibles.

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