Su objetivo es concienciar a los estadounidenses y, a ser posible, al mundo entero, del problema que supone la enorme cantidad de desechos que generamos. En particular, aquellos que son comida perfectamente reutilizable.
Sus medios para conseguirlo: la originalidad, y también la acción. Su mensaje para ti no es otro que éste: cuida el planeta con pequeños gestos cotidianos y, de paso, también tu bolsillo. Algo así como «aviva la mente y despierta» si quieres poner tu granito de arena para que tengamos un mundo mejor a nivel solidario y de sostenibilidad.
Residuos para dar y tomar
Las actuaciones de Rob Greenfield son de lo más llamativas. Ha protagonizado documentales y ocupado un sinfín de páginas en medios de comunicación. Se trata, por otra parte, de un fenómeno viral, y gracias a ello su mensaje resulta más efectivo.
Como puede verse en las imágenes que acompañan a este post, lo mismo expone su «recolecta» en plena vía pública tras visitar varios contenedores de la zona como se cubre de basuras y pasea por las calles neoyorquinas para despertar conciencias.
Son muchas sus maneras de llamar la atención. Como buen activista ambiental, quiere que tengamos muy clara una verdad verdadera: la gigantesca cantidad de desechos generados por las sociedades desarrolladas. Su misión no es otra, por lo tanto, que evidenciar algo que permanece escondido, si bien forma parte de nuestra realidad cotidiana. Triste realidad que está en nuestras manos cambiar, y que él intenta lograr también mediante la publicación de libros y la fundación de la organización The Greenfield Group.
Las reacciones que genera son inmediatas. El hombre basura genera simpatía. Lejos de provocar repulsión, la cuestión no va por ahí, pues los desechos que exhibe son perfectamente reutilizables o, en otros casos, simplemente no son malolientes ni provocan aversión.
Simplemente, este tipo de cuestiones no forman parte de su objetivo, por lo que las evita. No aportan nada a la hora de avanzar en su meta. Por contra, hace gala de un talante abierto, campechano, y muestra una bonita sonrisa que invita a acercarse, a preguntar, a interesarse…
Es justo lo que él necesita, suscitar interés en la gente. En esos momentos de conversación invita a la gente a reducir desechos. No tanto a reciclar o a apostar por lo ecológico.
A su juicio,»muchas personas están dispuestas a reciclar, comprar productos más ecológicos, pero pocos de ellos quieren reducir el consumo«, explica. Su objetivo es hacerles ver que el despilfarro de comida, de envases, el uso y abuso de todo aquello que realmente resulta innecesario está acabando con los recursos naturales del planeta.
Además, está provocando otros muchos problemas ambientales y de salud. No en vano, el consumismo es un fenómeno relacionado con la polución y, a través de ésta, de forma indirecta con la salud. Al tiempo, nos hace más pobres, pues siempre queremos consumir más, y por otra parte, supone una contaminación ambiental innecesaria.
Se disparan los elementos contaminantes, hasta el punto de estar llevándonos a un punto de no retorno. En realidad, su objetivo no es otro que sacarnos de la rutina, del pensamiento anodino y animarnos a ser más críticos con lo que nos rodea. Lógicamente, también con nosotros mismos.
Nuestro personaje, ya una personalidad en el plano activista, lleva tres años en la brecha. Una constancia y buen hacer que le han sido debidamente recompensados, al menos a nivel viral. Ser activo en internet le ha traído grandes alegrías. Y también a todo aquel que se sienta mínimamente comprometido con un planeta verde, más sostenible y, cómo no, con una vida mejor, que también sea más solidaria. ¿Y tú, qué le dirías si lo vieras por la calle?