La investigación

Esta investigación ha sido llevada a cabo dentro del proyecto europeo Life-Repolyuse, que ha estado liderado por la Universidad de Burgos. En concreto, el trabajo se ha centrado en desarrollar un prefabricado en forma de placa para techos desmontables. Un nuevo producto que tiene propiedades similares a las de los estándares actuales.

Este material tiene así la particularidad de ser más sostenible. En su desarrollo, se han utilizado residuos de poliuretano con el fin de ponerlos en valor y evitar que acaben en el vertedero.

La investigación ha conseguido que tengan otra vida útil y que los procesos que se emplean para su recuperación sean también más sostenibles, ya que los que se han venido utilizando hasta ahora eran técnicas poco eficientes desde un punto de vista medioambiental.

Para este prefabricado en forma de placa de yeso, se ha empleado una tecnología que no solo ha permitido mantener estándares en niveles similares a los actuales, sino que también ha mejorado algunas. Por ejemplo, el peso es un 30% menor, lo que implica una reducción de 400 kilos por pallet.

Recuperación

El sistema empleado para poner en valor estos residuos de poliuretano podrían permitir recuperar una cantidad importante de este producto. En concreto, se calcula que en los primeros años se podría alcanzar las 75 toneladas de residuo de espuma de poliuretano.

Una cifra que supondría un menor gasto en materias primas, aparte de ahorrar en agua. También conllevaría una reducción del 31% en el uso de yeso.

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El desarrollo

Investigadores de las universidades de Nortwestern y Minesota han desarrollado un método para reciclar este material. En concreto, se basa en eliminar el aire de las espumas de poliuretano, que es el principal obstáculo para reciclarlo y poderlo utilizar en productos de más valor añadido.

Este desarrollo, que fue publicado recientemente en la revista ‘ACS Central Science’, emplea un proceso de extrusión de doble tornillo para eliminar el aire de la espuma. Un proceso tras el que es posible crear un nuevo material en forma de plástico duro y duradero o bien de película blanda y flexible.

Este nuevo material se puede volver a moldear y usarlo para otros fines como, por ejemplo, la amortiguación de zapatos, las ruedas duras para los carros de la compra o patinetes, en piezas de automoción como los parachoques o en correas de relojes, entre otros.

Puesta en valor

Este método puede solucionar uno de los principales problemas con este material que se convierte en un residuo al final de su vida útil que, además, acaba en un vertedero a diferencia de otros plásticos que se reciclan o pueden ser fundidos.

El proceso de fundido no es posible con esta espuma porque sus enlaces químicos son fuertes y no se derriten ni siquiera en condiciones de calor extremo. En algunas ocasiones, sí se ha podido triturar en fibras sintéticas, que se han aprovechado en alfombras o cepillos.

Otras investigaciones también se han centrado en comprimir la espuma para eliminar el aire, aunque ha dado paso a materiales agrietados o mezclados de forma desigual. Con este nuevo proceso de dos tornillos giratorios entrelazados se ha podido eliminar el aire y mejorar la mezcla.

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