Evitar el mercurio en el pescado


La toxicidad de algunos pescados que consumimos de forma habitual se debe principalmente a la elevada presencia de mercurio en su carne. Comerlo, lógicamente, implica ingerir ese metal pesado o, lo que es lo mismo, poner en riesgo nuestra salud.

Según un estudio estadounidense sobre la exposición al metilmercurio en el pescado -la forma orgánica de mercurio común en la cadena alimentaria y también la forma química más tóxica del mismo- se recomienda buscar alternativas a las especies más peligrosas, como son el pez espada, el tiburón, el atún o, por ejemplo, el salmón.

Publicado por el prestigioso científico Edward Groth y revistado por otros expertos en el tema, se recomienda evitar estos pescados o, al menos, no abusar de ellos si se consumen dos o más raciones semanales de pescado.

Recordemos que el pescado y los mariscos son la principal fuente de ingestión de mercurio, pues almacenan metilmercurio en sus órganos, de forma general con mayores concentraciones acumuladas en pescado de agua salada que dulce.

Buscar alternativas

El atún, incluyendo el enlatado, es un peligro para la salud si se consume con asiduidad, según alertan estudios y organizaciones como Ecologistas en acción. Sin ir más lejos, el atún en lata que se consume en España tiene más de 0,2 mg de mercurio por kilógramo de este pescado, frente al 0,04 mg/kg de la caballa, según un estudio publicado en la revista Scientific Research.


Volviendo al anterior trabajo, Groth explica que la clave es elegir pescados con bajo nivel de mercurio para acabar intoxicados. Su consejo es claro: para cualquier persona que coma pescado dos veces a la semana o más, es fundamental elegir pescados con bajo contenido en mercurio y tampoco abusar de ellos, limitando las raciones semanales igualmente.

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