Los mil y un usos de los cepillos de dientes viejos

Dibujo con cepillo de dientesSi hacemos caso al dentista, hay que dar boleto a los cepillos de dientes bastante antes de que empiecen a quedarse mellados. Su vida útil acariciando nuestras perlas bucales ronda los tres meses, apenas doce semanas, pero si lo deseamos luego pueden vivir muchas más gracias al reciclaje creativo.

En efecto, una buena higiene bucal no tiene por qué condenarlos al cubo de la basura. En realidad, es compatible con otro tipo de limpieza, esta vez la del hogar, ya que, -después de esterilizados en agua hirviendo-, nuestros viejos cepillos de dientes son perfectos para remover la suciedad más difícil de quitar en un sinfín de objetos como tejidos, cubiertos, vajilla o, por ejemplo, para dejar perfecta la cadena de la bici…

Además de recomendarse escaldarlos o echarles alcohol antes de empezar a reutilizarlos, y también destinarlos a un uso concreto, para lo que podemos poner etiquetas, otra regla de oro es separarlos para evitar desagradables confusiones. Ya sabes, siempre lejos del cuarto de baño.

Limpieza doméstica

Los resultados que obtendremos dependerán mucho del tipo de cerdas y de la comodidad del mango, sobre todo para trabajos más laboriosos, pero en general lograremos una limpieza precisa, no agresiva y al mismo tiempo efectiva, sobre todo también porque gracias a su pequeño tamaño pueden llegar a lugares difíciles.

Ya sean los cepillos convencionales o los eléctricos, sustituyen a los estropajos en lugares inaccesibles en los que suele acumularse mucha suciedad. Asímismo, ayudándonos con un poco de bicarbonato, frotaremos en seco para dejar como nuevos los objetos de plata y las joyas, entre otros muchos objetos.

También harán un buen papel para limpiar el teclado del ordenador, pequeños electrodomésticos o para acabar con la suciedad que se acumula en las juntas de los azulejos. Más trucos: deja como nuevos los ralladores, los grifos, las suelas de los zapatos o, sin ir más lejos, los restos de comida que quedan incrustados entre las púas del tenedor.

Reutilizar los cepillos de dientesSi queremos entretener a los niños, pongamos a funcionar un cepillo de dientes eléctrico reciclado y animémosles a limpiar sus juguetes pasándolos por las juntas. Si no tardan en aburrirse, quizá sea el momento de que lo utilicen para acabar con los restos de las calcomanías que tanto les afean los brazos o las manos.

Por otra parte, los cepillos eléctricos también son eficaces para limpiezas más trabajosas, como las manchas difíciles o las juntas de los azulejos. Y, si nos atrevemos, podemos dibujar con ellos, aunque bien pensado quizá fuera mejor idea hacerlo con cepillos convencionales, mucho más tranquilitos. Será divertido hacer trazos de colores, dejar volar la imaginación sobre el papel…

¿Qué tal si nos hacemos una pulsera? Parece complicado, pero simplemente hay que ir con cuidado para no quemarnos y seguir unas sencillas instrucciones: cortar las cerdas e introducirlo luego en agua hirviendo, aprovechando el reblandecimiento del plástico para darle forma con unas pinzas. Al enfriarse tendremos una bonita pulsera o, por qué no, repitamos la operación y conseguiremos un alegre conjunto de pulseras.

Usos cosméticos

Si no queremos que nuestro cepillo salga del cuarto de baño, también hay todo un mundo de posibilidades esperándole, y esperándonos, porque sus usos para la higiene personal son realmente prácticos. Desde su utilización como alternativa al cepillito que se utiliza para limpiar las uñas hasta hacerlo servir para suavizar las zonas ásperas de la piel (talones, codos, rodillas), que quedarán exfoliadas, suaves y con un color menos oscuro si aplicamos también un poco de limón. Por último, obrará maravillas cuando deseemos hacer una limpieza profunda del baño sin necesidad de utilizar productos específicos para llegar a los lugares más difíciles y lograr resultados inmejorables.

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