¿Qué es y qué no es la ecosexualidad?

Mujer con manzana
¿Eres ecosexual? ¿Practicas una sexualidad eco-amigable? Quizá estés haciéndolo y ni siquiera seas consciente de ello. En realidad, no son demasiados los requisitos que han de cumplirse para poder ser un ecosexual con todas sus letras.

Para ello hay que pecar más por defecto que por exceso, pero no, no se trata de tener más o menos relaciones, ni de ser más o menos fogoso. En cuestiones de sexualidad respetuosa con la naturaleza también hay que seguir las tres erres: reducir, reutilizar y reciclar, pero no a toda costa ni en todos los sentidos. Veamos cómo hemos de actuar para que las cosas salgan de la mejor manera posible.

Ecosexualidad: lo que no es

Empecemos por lo que no es la sexualidad. En muchas ocasiones, las definiciones son más fáciles de hacer descartando aquello que no es y, en esta ocasión, la ecosexualidad poco o nada tiene que ver con mantener relaciones sexuales en plena naturaleza ni practicarla sin protección, al natural.

Eso sí, como todo en la vida, hay excepciones que confirman la regla. Es el caso de las prácticas sexuales en entornos verdes que se realizan con fines reivindicativos, tal y como hacen activistas de la asociación Fuck For Forest (FFF), que lleva años grabando vídeos y películas porno en entornos naturales para concienciar sobre la importancia de cuidar el entorno.

Por lo general, sin embargo, aunque sea muy inspirador practicar sexo en lugares naturales, si no andamos con cuidado en lugar de un acto ecológico puede acabar siendo todo lo contrario, sobre todo si trasladarnos hasta ellos supone coger el coche o ensuciar con un picnic previo o similares.

Por otro lado, el sexo ecológico tampoco tiene nada que ver con convencionalismos, ni para bien ni para mal. Es decir, no se trata de seguir aquel eslogan hippy de amor libre ni tampoco tiene importancia alguna estar o no casados ni practicar un tipo de posturas u otro. Se puede ser promiscuo o practicar el sexo de forma muy esporádica y ser igualmente ecosexual.

Insectos reproduccion
En plan anecdótico, por si cupiese la más mínima duda, tener relaciones extra maritales no provoca terremotos. En contra de lo que opinan clérigos iranís de línea dura, no existe vínculo científico alguno entre los desastres ambientales y las infidelidades. Así, al menos en este caso, cuernos y ecología no tienen nada en común.

Lo que es la ecosexualidad

Por contra, ser ecosexual significa practicar sexo sin suponer una carga ambiental en muy distintos sentidos, desde aumentar tu huella de carbono hasta malgastar recursos como el agua o la electricidad o, por ejemplo, traer al mundo churumbeles que contribuyan a agravar el sempiterno problema de la superpoblación mundial.

Tener conciencia ecológica es la manera de conseguir el menor mal posible o, idealmente, esas situaciones que hacen perfectamente compatible la pasión y el respeto por el entorno. Son muchos los puntos en los que podemos actuar, desde apagar las luces o aprovechar la luz natural a utilizar luces de bajo consumo, optar por ropa interior y sábanas orgánicas, por camas recicladas, por lubricantes y juguetes sexuales ecológicos, hasta ducharnos en pareja para ahorrar agua o directamente no malgastar agua si no es necesario.

La alimentación vegana también puede ayudar a disfrutar más del sexo al tiempo que cuidamos el planeta. Al menos, así lo concluyen varios estudios que animan a dejar de comer carne para hacer saltar las chispas entre las sábanas. Sin ir más lejos, son recurrentes las campañas de PETA que animan a hacerse vegano para mejorar la virilidad masculina y la potencia sexual.

Uno de los estudios es una investigación de Bellarmine University en Louisville, Kentucky (Estados Unidos), que atribuye un menor flujo sanguíneo en los organismos que comen carne, huevos y productos lácteos, incluyendo los órganos sexuales. Por lo tanto, se resentiría la actividad sexual.

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