Ropa usada: ¿Reciclarla, regalarla o donarla?

Llegó el momento de hacer renovación de armario por cambio de estación, o simplemente porque tocaba organizar y, una vez terminado, ahí estamos, junto a un montón de ropa vieja que hemos descartado. ¿Qué hacer con ella, qué es más interesante, conveniente, divertido o simplemente práctico? Aunque no lo parezca, el asunto tiene su miga.

Como en tantas otras cuestiones, los consejos pueden servirnos o ser totalmente inútiles, sobre todo cuando hay una serie de circunstancias que pueden hacernos tener una u otra opinión (el estado de la ropa, disponer de tiempo y humor para reciclarla, etc.) y, sobre todo, porque finalmente todo es cuestión de gustos.

Eso sí, antes de tirarla a la basura, es decir, de que acabe incinerándose, podemos intentar darle una segunda vida recurriendo a alguna de las posibilidades que a continuación repasaremos. Recordemos que en España la basura textil supone el 3 por ciento del total de residuos, es decir, miles de toneladas cada año, lo que supone una terrible fuente de contaminación y un enorme desperdicio de recursos.

Reutilización y reciclaje creativo

El reciclaje creativo es una alternativa genial, ya sea arreglándola o transformándola en una prenda que pueda sernos útil, como dándole un uso distinto. Es una pena desechar una prenda sólo porque tenga la cremallera estropeada, tenga un roto, una mancha o le falten botones, pongamos por caso.

En algunos casos, prendas que se quedan pequeñas o grandes también pueden arreglarse fácilmente, ya sea cogiendo aguja e hilo o llevándola a un taller de costura económico, últimamente muy de moda y fáciles de encontrar en casi cualquier barrio. En algunos incluso dan clases básicas para aprender a hacerlo nosotros mismos, y ello nos puede animar también a lanzarnos al reciclaje creativo.

Será toda una aventura dar una nueva vida a una prenda que creíamos lista para la basura. Es la filosofía del upcycling, el reciclaje que mejora las prendas. O, por qué no, si remendar una prenda nos parece poco práctico o simplemente no nos apetece ponernos a ello, convirtamos la ropa en retales y lancémonos al maravilloso mundo del patchwork. Descubriremos que hay infinitos proyectos sencillos muy resultones.

En efecto, el reciclaje creativo permite hacer maravillas que casi parecen cosa de magia. No se necesita ser un manitas ni dominar aguja e hilo para convertir una camiseta vieja en un fular o en una funda para una almohada. Igualmente, un pantalón vaquero se convertirá con facilidad en un bolso, o sus bolsillos en divertidos monederos, en un organizador mural, en un delantal o, sin ir más lejos, en un vestidito para tu mascota.

El negocio de los contenedores

Depositarla en un contenedor de ropa usada es una opción muy popular. Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, es decir, no siempre estamos contribuyendo a un negocio solidario. Que la gran mayoría de empresas que se autodenominan altruistas no lo son, en realidad, es ya un secreto a voces.

Si por un lado a menudo son una oportunidad de empleo para las personas en riesgo de exclusión empleadas para su selección y tratamiento, por otro lado lo cierto es que esta aparente solidaridad sólo es parte del negocio escondido que mueven estas empresas para el lucro de sus dueños. Por lo tanto, la solidaridad brilla por su ausencia.

En los contenedores podemos leer eslóganes solidarios y grandilocuentes, que hablan de protección ambiental y ayuda al necesitado, pero encontraremos poca información sobre la empresa y la auténtica realidad que esconden. Con suerte, sólo una pequeña parte llegará a alguna ONG necesitada, mientras el resto sirve para alimentar negocio muy lucrativo. Por lo tanto, si queremos asegurarnos de que la ropa realmente llega a quienes la necesitan, llevémosla a organizaciones sin ánimo de lucro que sepamos que las van a repartir entre personas sin recursos o que podrían venderlas para recaudar fondos para hacer sus actividades.

Regalar la ropa o conservarla

Si tienes cariño a determinadas prendas, simplemente guárdalas como si fuese tu colección personal o, por qué no, haz algún trabajo de reciclaje creativo para poder conservarlas y disfrutarlas, ya sea transformándolas, colgándolas en la pared o por ejemplo enmarcándolas si nos parece que son decorativas.

Si la ropa está en buen estado podría serle útil a familiares, amigos o incluso a algún vecino, y sobre todo, si solemos tener ropa de más, preguntémonos por qué nos sobra tanta ropa. Mentalizarse y hacer un consumo más responsable, por ejemplo comprando menos pero de más calidad o incluso intentar conocer otros circuitos. Descubriremos que hay ropa muy chula procedente del comercio justo y que en realidad no necesitamos tanta como creemos.