San Valentín sostenible: regalos inmateriales, flores y tarjetas virtuales

Corazon de hierba
El Día de San Valentín no es una fecha nada amorosa con el medio ambiente. No, al menos, mientras sigamos derrochando recursos naturales en honor a Cupido: el papel de regalo, los ramos de flores, las cajas de bombones o, por ejemplo, la huella de carbono que suma el transporte de los regalos y, cómo no, también de las escapadas románticas.

Así es, nuestra arraigada costumbre de intercambiar regalos varias veces al año son un grave atentado contra la salud del planeta y, por lo tanto, a su vez, nos perjudica a nosotros. Igual que ocurrió con los regalos navideños, de nuevo volvemos a la carga, esquilmando por enésima vez recursos que son tremendamente valiosos para el equilibrio de los ecosistemas. Se disparan las emisiones de carbono, y con ellas el cambio climático, se contamina el entorno, se destruyen bosques, y con ellos hábitats enteros de forma irreversible…

Regalos inmateriales

La solución, lógicamente, no es abstenerse de hacer regalos ni mucho menos dejar de celebrar fechas tan emotivas como el Día de los enamorados, pero sí podemos aportar nuestro granito de arena cambiando algunas de nuestras costumbres. En este post te proponemos pequeños gestos que harán una gran diferencia. No impedirán que vivas un San Valentín precioso, sino todo lo contrario, muy probablemente estimularán tu imaginación y creatividad, con lo que no se puede pedir más.

El amor nos lo pone fácil a la hora de elegir regalos inmateriales que lleguen al corazón. Estar enamorados, en efecto, es una gran ventaja para gozar de la vida, de la naturaleza y, en fin, de cualquier lugar simplemente estando juntos, disfrutando el uno del otro. Es lo que tiene el amor, no necesita lazos ni papel de regalo, detalles materiales para sentirse, demostrarse y vivirse de un modo especial. Celebrar la fiesta del amor, sin más añadidos, con un te quiero en los labios y toneladas de complicidad es una opción verde que sólo nosotros podemos hacer única.

Paisaje natural
Compartir tiempo de calidad para amarse, para recordar buenos momentos, para mirar las estrellas, para echar unas risas, para leer en voz alta vuestro libro favorito, poemas de amor, o susurrando palabras de amor escritas por ti, o improvisadas por vosotros dos… Y, mirando al futuro, un regalo maravilloso sería comprometerse de forma realista a dedicar más tiempo a tu pareja.

Flores y tarjetas virtuales

Regalar flores, el gran clásico del Día del Amor, también es una auténtica sangría ambiental. No en vano, el cultivo de cultivo de flores a nivel industrial son rosas importadas de muy lejos, con lo que ello conlleva a nivel de emisiones, pues son rosas exportadas desde países latinoamericanos a medio mundo. Además, las plantas se someten a un crecimiento intensivo que supone un derroche tremendo de energía y uso de plaguicidas. En lugar de flores reales, apostemos por hacerlas con material reciclado, por mandar postales virtuales, dibujarlas o hacer fotos con dedicatoria.

También haremos un gran favor al planeta si nuestros mensajes de cariño los decimos de viva voz, vía email, teléfono o a través de tarjetas virtuales. Aunque muchas de ellas están fabricadas con celulosa que procede de bosques sostenibles, no siempre son fáciles de encontrar y el proceso de elaboración siempre poluciona, y en todo caso siempre es mejor prescindir de ellas. Tal y como advierte el Wor podría estar afectando los bosques del mundo: las tarjetas que no están hechas bajo las normas de cuidado al medio ambiente.

De hecho, la Unión Europea ha fiscalizado estos productos en algunos de los países de la eurozona, tras comprobar que algunas compañías aprovechan un vacío en la legislación correspondiente vendiendo tarjetas que contienen madera ilegal, proveniente de bosques tropicales. De acuerdo a un estudio del World Wide Fund fot Nature (WWF), este tipo de circunstancias agravan la deforestación de bosques. «El verdadero costo de nuestra tarjeta de San Valentín podría ser mucho mayor de lo que imaginamos. Así contribuimos a la perdida de algunos de los bosques más valuables del mundo», recuerda Beatrix Richards, representante de WWF.

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