Ventajas de restaurar un mueble

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Como bien sabes si nos sigues con asiduidad, en Ecologismos nos encanta compartir consejos con los que contribuir a que nuestro planeta sea más verde. Todos, en nuestro día a día, podemos aportar un granito de arena que es decisivo de cara a lograr el objetivo de reducir la huella ecológica. A veces son acciones cotidianas que se han convertido en todo un hábito, y en ocasiones se trata de algo más especial como por ejemplo la restauración de un mueble.

Para esto último vas a necesitar utensilios que van francamente bien con el objetivo de obtener un resultado magnífico, como por ejemplo las herramientas Makita que encontrarás en tiendas online como Fixami, donde cuentan con un amplio catálogo de herramientas que venden tanto a profesionales de la construcción como a aficionados al bricolaje.

Desmonta el mueble y límpialo

Lo primero que deberías hacer para trabajar a gusto es desmontar el mueble. De esta forma, no tendrás problemas para llegar a cualquier rincón y podrás manejar todas y cada una de las piezas con más facilidad. Cuando lo hayas hecho, asegúrate de limpiarlo bien para eliminar cualquier resto de polvo y suciedad, ya que de lo contrario será imposible restaurarlo como es debido.

Prepara y protege la superficie

Si quieres que el mueble a restaurar termine como nuevo, primero tendrás que acabar con la pintura, el barniz y el encerado que tenía en origen. Puede que tengas que recurrir a un líquido solvente para acabar con ello, y en cualquier caso lo que es seguro es que tendrás que lijarlo y retirar todo el polvo generado por el movimiento de la lija.

Cuando hayas hecho todo esto, tendrás que fijarte bien en la superficie para detectar cualquier daño que haya podido causar algún parásito como por ejemplo las termitas, que son muy dadas a acabar con el buen estado de muebles de madera antiguos y no tan antiguos. Aplicando un producto como un tapaporos con insecticida integrado deberías resolver el problema.

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Aprieta tornillos y clavos

Fíjate en los tornillos y en los clavos, así como también en las bisagras. Es importante ver si están en buen estado por si fuera necesario reemplazarlos. Además, también es posible que te veas en la obligación de sustituir otras piezas pequeñas como por ejemplo molduras o patas que hayan podido sufrir algún desperfecto con el uso y el paso del tiempo.

Pinta el mueble

Si no quieres que el mueble tenga el mismo color que ha tenido siempre, puedes saltarte este paso. Si por el contrario quieres que luzca un nuevo tono, tendrás que darle al menos dos capas de pintura dejando un tiempo prudencial entre capa y capa para que se seque.

Aplícale un barniz

Con la pintura ya aplicada y completamente seca, el último paso es el que tiene que ver con el barniz. Gracias a él lograrás que sea más resistente y duradero, por lo que deberías aplicar varias capas pudiendo elegir entre un acabado satinado o mate. Te recomendamos utilizar una brocha ancha y plana para distribuirlo y obtener el mejor resultado posible.

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