Alternativas a algunas sustancias tóxicas cotidianas


Evitar que nos afecten las sustancias tóxicas como el BPA o las ondas electromagnéticas no siempre es fácil, sobre todo cuando no disponemos de suficiente información sobre ellas y creemos que no resultan tan nocivas como en realidad podrían serlo.

Hormonas, BPA, mercurio, ondas electromagnéticas… son sustancias o materiales que usamos o que nos afectan a diario pero que, en efecto, atentan contra nuestra salud en mayor o menor medida. ¿Cómo evitarlas? A menudo hay alternativas más saludables a las que recurrir con éxito.

Encontrar opciones más naturales que no representen un peligro para nuestra salud y, a ser posible, tampoco para el medio ambiente, puede ser más fácil de lo que pensamos. Lo importante es dar el primer paso, es decir, estar informados para no excedernos en la exposición a diferentes tóxicos o para evitarla, directamente.

Hormonas, bisfenol y ondas electromagnéticas

Las hormonas que incluye la leche de vaca y otras leches industriales pueden sustituirse por otras fuentes de calcio como la misma leche biológica o leche procedentes de avena, soja y otros cereales procedentes de la agricultura orgánica, lo que también incluye que tampoco sean transgénicos.

Los contraceptivos hormonales pueden ser nefastos para nuestra salud, por lo que sería recomendable sustituirlos por el simple preservativo como alternativa mucho más natural, a ser posible de látex ecológico.

El bisfenol o BPA, un polímero que recubre el interior de conservas, botellas, etc. y también presentes en numerosos plásticos, provoca muchos cánceres de mama, entre otras muchas enfermedades de gravedad. Su prohibición todavía no está lo suficientemente generalizada, por lo resulta fundamental cuidarse a uno mismo al respecto.

El cristal sería la alternativa más saludable al bisfenol BPA en biberones, vasos, botellas, vasos, platos y tuppers. Igualmente, debemos controlar su ausencia en la composición de juguetes y todo tipo de plásticos en general.


Las ondas electromagnéticas del Wi-fi, el microondas, los teléfonos móviles o los ordenadores y demás aparatos electrónicos, tampoco son buenas para la salud. Aunque la ciencia no ha podido demostrar una relación directa entre éstas y la aparición de tumores, existen estudios contradictorios y tampoco se ha probado que resulten inocuas.

Frente a la electrónica, se aconseja precaución, es decir, limitar las ondas bien suprimiéndolas, apartándonos del campo de acción cuando los aparatos estén en funcionamiento o buscando otras soluciones, como el uso de cableado o de un kit de manos libres, en el caso del teléfono.

Por último, dejaremos apuntada la toxicidad de muchas aguas del grifo, con composiciones que pueden alterar el buen funcionamiento endocrino, provocar cánceres, etc. ¿La solución? Filtros de calidad o agua mineral, aunque su embotellado plástico tampoco es aconsejable.

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