Bicicletas sin pedales


Si tenemos motor eléctrico en la bicicleta, no necesitamos los pedales para nada, en realidad, y precisamente por eso se suprimen en algunos innovadores modelos, como el bautizado como Zkuty One, cuya imagen abre este post dedicado a las curiosas bicis sin pedales.

La Zkuty One se presentó a mediados del 2012 en el Museo de Arte Contemporáneo de Alicante, combinando las prestaciones de una motocicleta y de una bici, con una autonomía de 50 kilómetros y una carga completa en cualquier enchufe durante dos horas. Otras de sus principales características son un peso de 45 kilogramos y un sillín invertido y angulado que busca la comodidad ante todo.

Las bicicletas sin pedales también son una interesante opción para los niños (recomendadas a partir de dos o tres años), que la utilizan más como un juguete que como un medio de locomoción. Su ausencia les permite disfrutar de la bicicleta sin necesidad de pedalear, algo bien pensado para los más pequeños que todavía no tienen destreza suficiente para realizar el movimiento que requiere el pedaleo.

Buena opción para los más pequeños

Con respecto a triciclos y bicicletas con pedales, otras grandes ventajas de las bicis infantiles que carecen de ellos pueden ser su menor peso (frente a los primeros, algo interesante cuando los adultos han de llevarla a peso), facilitar el ensayo del equilibrio y, de este modo, preparar al niño para un futuro pedaleo. Eso sí, los pies han de llegar bien al suelo para que la experiencia sea positiva.


Además de todo esto, más o menos convencional, existen modelos sorprendentes que aúnan ecología y pasión por la bici, como la Fliz Bike, una máquina que supone una evolución de la bicicleta tal que cuesta entender que lo sea. No tiene pedales, cadena ni sillín, sino un arnés que sujeta al usuario y lo convierte en la parte humana del ingenio, podríamos decirlo así.

El impulso viene de los mismos pies, al estilo primitivo, y al mismo tiempo de lo más innovador. Aunque, bien mirado, parece un tanto cansado impulsar esa extraña máquina sólo sobre superficies planas o de bajada, sino especialmente para subir cuestas. Tampoco parece demasiado agradable cargar con el arnés sobre la espalda. En fin, seguro que hay y habrá propuestas mejores.

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