¿Qué pasa con el reciclaje de los tapones de plástico? Claves de un negocio sólo a veces solidario

Reciclar tapones un negocio no siempre solidario
Las causas solidarias siempre son loables, pero donde huele a dinero los listos salen hasta de debajo de las piedras los tapones. Un claro ejemplo son los timadores que se aprovechan del éxito de algunas campañas de reciclaje de tapones de plástico que recaudan dinero para iniciativas benéficas.

Son numerosos los casos de estafadores que se han lucrado o intentado hacerlo jugando con el espíritu solidario de estas campañas. Suplantan identidades en internet cambiando el número de cuenta bancaria o son empresas de reciclaje que se comprometen a pagar el dinero obtenido por los tapones y finalmente no lo hacen. En algunas ocasiones, piden dinero como una supuesta ayuda extra para la campaña, haciéndose pasar por familiares o voluntarios.
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Reciclar frigoríficos para convertirlos en falsos radares


No cabe sino alabar a las campañas publicitarias que se hacen virales gracias a ideas creativas que, además, son solidarias con el prójimo y con el medio ambiente. Bajo el nombre de “The National Radar”, la iniciativa ha partido desde Letonia y consiste en una curiosa campaña social que anima a reciclar frigoríficos convirtiéndolos en falsos radares.

En principio, el objetivo era concienciar a la gente sobre el problema del exceso de velocidad, visto el tremendo fracaso que supuso la instauración de radares de velocidad en el país, pero la idea ha cuajado allende las fronteras por el gran potencial de la idea en sí desde un doble punto de vista ecológico y preventivo de accidentes.
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Quioscos verdes para reciclar teléfonos móviles


Hay iniciativas que tienen el doble encanto de la ecología y la solidaridad, por lo que deberían ser copiadas por doquier. En este caso, además, se compensa de algún modo el despilfarro de papel de revistas y periódicos con la implicación de los quioscos en la misma.

El proyecto se lleva a cabo en todo el territorio nacional, donde más de seis mil de quioscos que disponen de una caja de color verde chillón que reclama la atención del viandante y, por supuesto, del cliente. Su tono fosforescente no busca sino llamar a la acción a todo aquel que tenga un teléfono móvil viejo para su recogida con fines solidarios.
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Flotador de plástico reciclado para salvar vidas de niños


Se llama JalaPira y su nombre suena a música celestial por su capacidad de prevención de ahogamientos de niños en los países en desarrollo, donde son tan frecuentes.

Se trata de un diseño de seguridad, sencillo e ingenioso, que intenta frenar las muertes de niños proporcionándoles estos dispositivos que ayudan a rescatarlos gracias a la intervención de sus propios compañeros.
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Bolsas de leche para hacer sacos de dormir


La Sachetera es un proyecto de reciclaje solidario. Ha sido puesto en marcha por un grupo de mujeres argentinas que quieren ayudar a las personas que se encuentran en una situación de exclusión social y duermen en la calle. Habitualmente, estos sin hogar duermen entre cartones o periódicos.

Goga Dodero es la impulsora del proyecto. Pensó que se podían usar los sachets de leche y yogur (pequeñas bolsas herméticas de un solo uso diseñadas para productos que se consumen de una vez) para fabricar sacos de dormir. El material del que están hechos los sachets les confieren resistencia. En fin, una posibilidad de reciclaje solidario al estilo de la recolecta de tapones de botellas de plástico.
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Lámparas fabricadas con la basura del huracán Sandy


Es una idea genial intentar conseguir fondos para reconstruir la zona asolada por el huracán Sandy mediante un reciclaje decorativo de la basura generada por el desastre. Pero si, además, los objetos creados tienen una pinta tan estupenda como éstos, entonces tan solidaria iniciativa todavía es mejor, si cabe.

La materia prima se ha encontrado Red Hook, uno de los barrios de Brooklyn más castigados por este evento extremo, donde las fotos y vídeos grabados tras el paso de la tormenta mostraban tintes casi apocalípticos. En concreto, se ha creado una colección única de lámparas para su venta, con el objetivo de colaborar en la reconstrucción aportando el dinero recaudado en su subasta.
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El Naturalista Award, premio para proyectos solidarios


El Naturalista es una empresa de calzado con criterios de producción ecológicos. Pero no sólo cuida el medio ambiente desde sus propias acciones. También ha creado los premios El Naturalista Award, dotado económicamente con 40.000 euros. De esta forma, quiere impulsar que proyectos externos a la empresa contribuyan a mejorar la calidad de vida de la infancia más desfavorecida en alguno de los cuarenta países donde está presente esta empresa.

Fiel al espíritu solidario con el que nació la marca, en el año 2003, El Naturalista ha colaborado, a través de su Proyecto Atauchi, origen del espíritu solidario de la marca, con diversos países como Perú, Haití y Tanzania. También lo ha hecho con Japón, después del terremoto y el tsunami que azotaron la isla en marzo del 2011. En total, la empresa ha donado a estos países más de 215.000 euros y 9.000 pares de zapatos.
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Reciclaje solidario


Aitzina lan-taldea es una asociación creada en Vitoria-Gasteiz en octubre de 2010 que lucha para apoyar a los enfermos de ataxia-telangiectasia, que, en su mayoría, son niños, así como a apoyar a sus familias, en el ámbito local. Esta asociación ha dado comienzo una original campaña en la que pretenden llevar a cabo una acción masiva de reciclaje solidario de tapones de plástico. Cualquier tipo de tapón de plástico duro (de yogures, de botellines de agua, de detergente líquido, tetabricks, de botellas de aceite) sirve para esta buena causa.

El objetivo final es reunir el dinero suficiente para conseguir la financiación mínima con la que iniciar un proyecto de investigación de la enfermedad, para lo que se necesitan, según sus cálculos, una cantidad que oscila entre los 50.000 y los 60.000 euros. Como suele ocurrir en este tipo de enfermedades llamadas raras (pues afectan a un porcentaje de población cercano a cero), las empresas farmacéuticas no invierten en su investigación. Por tanto, con esta acción solidaria, no sólo se ayuda al medio ambiente, sino también a los afectados por esta enfermedad y a sus familiares.

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