Panga: un pescado económico que podría salirnos caro

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Los pescados que proceden de piscifactorías pueden suponer un riesgo para la salud cuando éstas no reúnen unas mínimas condiciones higiénico sanitarias. Sin embargo, estas condiciones no siempre trascienden, y cuando lo hacen salta el escándalo y, por lo general, se toman medidas retirando el producto del mercado.

O puede que no. Podría ocurrir que supiéramos de problemas en este sentido y no llegar a tomarse. De hecho, en numerosas ocasiones ocurre tal cosa, sobre todo cuando la medida no es estatal sino que depende del criterio de cada comercio. Es el caso de la panga, un pescado que Carrefour ha decidido retirar del mercado en sus dos modalidades, tanto fresca como congelada, tras conocerse los posibles problemas ambientales de sus piscifactorías.

Panga procedente de países asiáticos

Sea como fuere, sería interesante que el pescado criado en piscifactorías llegara a nuestros platos con un mínimo de garantías. No solo en lo que respecta a la prevención del uso de aguas contaminadas sino también en lo que respecta a su alimentación y administración de medicamentos, pues en ocasiones se les añade antibióticos al pienso para prevenir posibles enfermedades.

La alarma ha saltado al conocerse la decisión de la cadena de alimentación Carrefour, de dejar de vender panga en distintos países europeos, entre ellos España, Francia y Bélgica. Una decisión que, de acuerdo con la cadena, ha sido adoptada conjuntamente «de forma preventiva«.

«Dadas las dudas que existen sobre el adverso impacto de las granjas de panga en el medio ambiente, hemos decidido dejar de vender este pescado y ya se han suspendido los pedidos», explica en su comunicado la división belga de la cadena de origen francés.

¿Pero, dónde está el problema, en concreto? La cadena no parece querer afirmar que el producto tenga problemas en sí mismo. Muy al contrario, afirmó que la calidad del panga puesto a la venta siempre fue «impecable». Por contra, centra el problema en las dudas existen sobre una posible falta de control de las piscifactorías donde se cultiva.

Son granjas piscícolas que en su mayoría se encuentran en Vietnam y el problema por muy ambiental que sea alude a los residuos que pudieran contaminar las aguas. Es decir, en términos prácticos el problema no es otro que el riesgo que supone que esa supuesta contaminación perjudicase al consumidor cuando come la panga.

Fabrica-peces
No son dudas nuevas, por otra parte, puesto que sobre las piscifactorías asiáticas, incluyendo Vietnam, Birmania, Indonesia, Bangladesh y Tailandia, siempre ha pesado la sombra de la duda.

Con el agravante de que somos importadores de panga, un pescado que ha tenido mucha aceptación por sus características (poca grasa, sin espinas, su carne es blanca y buen sabor) y bajo precio en el contexto de la crisis. Por otra parte, el hecho de que España y Europa en general sean deficitarios en pescado se ha traducido en una importación importante de pescado.

Con la particularidad de que España es un gran importador de panga, con cifras que lo ponen a la cabeza de las importaciones en la región europea en 2015. Fueron más de 23 toneladas, con un valor de cerca de 50 millones de euros.

Una decisión la del Carrefour que, por lo pronto, sigue siendo un hecho aislado, pues a nivel nacional o comunitario no se ha movido pieza. Sin embargo, ahí queda la duda. Recordemos que las piscifactorías asiáticas están sometidas a menos controles y exigencias de seguridad y alimentación, según denuncia el sector pesquero. ¿Y, realmente es así? La pregunta sigue en el aire, y debería ser respondida de forma seria y responsable por las autoridades competentes, sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un tema tan importante como es la seguridad alimentaria.

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