Aceite de argán para cocinar y embellecernos


El de argán es un aceite de auténtico lujo, recolectado por cabras que se comen los frutos y las hojas de un árbol del mismo nombre, facilitando la recolección de sus huesos tras escupirlos, ya que se trata de una planta llena de pinchos.

De este modo, tras una elaboración artesanal, se elabora este aceite de gran valor nutritivo, cosmético e incluso terapéutico. No en vano, mundialmente se le conoce como el oro líquido de Marruecos, por ser ésta la región donde se produce de forma tradicional.

De hecho, el argán es un árbol que crece en este país norteafricano de forma casi exclusiva, y la elaboración de este aceite sigue una tradición que se remonta a miles de años atrás.

Masajes y vitamina E

Si de aprovechar los desechos se trata, el método empleado para su producción es realmente ecológico, pues además la pasta que sobra tras la extracción, llamada amlou, se emplea para hacer un pan típico.

En la cocina, usar aceite de argán en crudo nos proporciona el triple de vitamina E que el de oliva, y se utiliza en numerosas recetas culinarias, tanto en su versión original o natural como en la bereber. Numerosos estudios han señalado los beneficios de su consumo para prevenir problemas circulatorios, como antioxidante y reductor del colesterol.


Como cosmético, sirve tanto para masajear el cuerpo a personas de todas las edades, incluyendo a los bebés, como para reparar pieles secas, sin más, o por las cicatrices que deja el acné o la varicela. También cura eccemas o irritaciones dérmicas de distintos tipos.

Su gran poder hidratante se aprovecha para prevenir estrías y suavizar pieles que necesitan una nutrición intensiva. Incluso se utiliza para regenerar el cabello y las uñas. Por último, además de su uso puro, encontraremos aceite de argán como ingrediente de otros cosméticos.

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