Divertidas sillas hechas con residuos de plástico


Estas sillas son un punto y aparte en el diseño de sillas y, por qué no, también en el diseño de cualquier cosa en general. Incluso parecen de otro mundo, pero su aspecto tan desastroso tiene su encanto, un encanto poco menos que irresistible.

Gusten más o menos, incluso nada, lo cierto es que no dejan indiferente. Es fácil sonreir sólo con mirarlas, y deber ser un show sentarse en una de ellas o ver a alquien hacerlo, sea persona, mascota o un personaje imaginario salido del mismo lugar que ellas, el maravilloso y siempre insospechado mundo de la fantasía.

Están fabricadas con restos de plástico reciclado que se introduce hecho pedacidos dentro de unos simples patrones realizados y grapados en un pispás, tal y como puedes ver en el vídeo.

Frumpy Chair

Recomiendo ver el vídeo porque, si originales son las sillas, no lo es menos el proceso de fabricación al que se someten. Su realización parece haber sido ideada por una mente loca, loca, loca, pero, eso sí, genialmente loca, pues la silla cobra forma siguiendo unos pasos tan sencillos como insólitos.

Entre ellos destaca su introducción en un horno de pizzas, y tras su cocción se le pone de pie, cobrando su forma definitiva y quedando lista para enfriarse y formar parte del ejército de sillas divertidas bautizadas como Frumpy Chair.


El plástico triturado permite que la silla adopte formas tan graciosas como las que se ven en las imágenes. Y, por supuesto, cada silla es única, eso salta a la vista.

Sus creador es Jamie Wolfond, un joven artista que estudia diseño en la Rhode Island School of Design y es capaz de lograr resultados tan sorprendentes como éstos. ¿Y a ti, qué te parecen estas sillas, te atreverías a sentarte?

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