¿Es perjudicial el alcohol en la cosmética bio?

A priori, lo lógico sería que el alcohol no estuviera presente en la formulación de los cosméticos bio, pero no es así. Tanto las marcas convencionales como las ecológicas suelen incluirlo en alguna de sus distintas formas. La buena noticia es que no siempre reseca, si bien podría ser perjudicial a largo plazo.

Tengamos en cuenta que para que un producto pueda considerarse biológico, éste ha de incluir ingredientes orgánicos un mínimo del 95 por ciento, por lo que como consumidores hemos de estar atentos a qué se incluye en ese 5 por ciento restante. En el caso de encontrar alcohol, como ocurre a menudo en tintes capilares, tónicos, cremas y un sinfín de cosméticos, simplemente concluiremos que por mucho certificado que tenga, en realidad no es totalmente bio.

A partir de ahí, la decisión es nuestra. Si no lo descartamos, es decir, si el cosmético nos sigue interesando por cualquier motivo, simplemente deberemos seguir indagando sobre el tipo de alcohol que contiene. Sus efectos variarán en función de ello, aunque hemos de tener en cuenta que en general el alcohol produce un daño oxidativo por radicales libres.

Sus efectos, por lo tanto, serán acumulativos y a largo plazo, aunque también dependerá de la frecuencia de uso y de la proporción que contenga. En el peor de los casos, por ejemplo, ello significaría que una crema antiarrugas que contenga alcohol está provocando un envejecimiento cutáneo que, en teoría, tendría que evitar y corregir.

Distintos tipos de alcohol

Antes de rechazar un cosmético bio sólo porque incluya alcohol en su fórmula, veamos si su proporción es mínima y si además añade otros productos antibacterianos que compensen esa ínfima cantidad, como por ejemplo aceites esenciales, azufres naturales o determinados tipos de vegetales. O, en todo caso, busquemos como alternativa otro cosmético que no lleve agua, para así evitar el uso de alcohol al contener simplemente principios activos.

También conviene conocer los diferentes tipos de alcohol. Por un lado, el alcohol etílico o Denat puede proceder de caña de azúcar de cultivo tradicional o también orgánico, en cuyo caso debería constar. Junto con el Alcohol Denat, el Isopropyl Alcohol o Isopropanol se utilizan por sus propiedades antimicrobianas y aunque proporcionan un agradable sensación de frescor, resecan la piel del cuerpo, el cuero cabelludo o el cutis.

Alcohol bencílico también se utiliza como disolvente o conservante, junto con algunos aceites senciales. Puede causar alergias. Más inocuos son los alcoholes grasos (el Alcohol cetílico, el Alcohol esterarílico, el Alcohol ceterarílico, el Alcohol Láurico o el Mistryl Alcohol), todos ellos de origen vegetal, con propiedades emolientes.

¿Alcohol sí o no?

Como hemos visto, no todo el alcohol es igual. Si huímos de productos que resecan, será fácil identificar el Alcohol Denat o el Isopropyl Alcohol. Además, se recomienda evitarlos en pieles sensibles y, a ser posible, en todo tipo de pieles, sobre todo si el uso es regular.

En todo caso, aunque no sea lo ideal, tengamos presente que una buena formulación puede contenerlo sin necesidad de que resulte irritante ni nos reseque. Dependerá también de la sensibilidad que cada uno tenga al alcohol pues, aunque se evapore al aplicarlo, estos tipos más perjudiciales se llevan parte de la capa humectante de la piel, con lo que se reseca y al tiempo produce un daño oxidativo.

Por contra, los alcoholes grasos pueden suavizar la piel y no resecan, ya que proceden de productos vegetales derivados del aceite de palma o coco. En este aspecto, si queremos cuidar el medio ambiente, simplemente descartemos los cosméticos que incluyen derivados de aceite de palma. Y, en todo caso, para descartar intolerancias consigamos una muestra y probémoslo.