Más de medio millón de personas mueren al año por consumir grasas trans

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Alimentación y salud son dos términos que están totalmente relacionados. Los alimentos que se ingieren y cómo están cocinados influyen directamente en el estado de cada persona. Nuevos datos facilitados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) han vuelto a alertar de la importancia de vigilar lo que se come, sobre todo, ahora con la pandemia. El foco de atención se ha puesto en las grasas trans porque son las responsables de más de medio millón de muertes al año. Además, es un tipo de comida que favorece el desarrollo de enfermedades coronavirus como, por ejemplo, la COVID-19.

Los datos

La OMS ha lanzado una nueva alerta para tratar de que se consuma lo mínimo posible las grasas trans por su impacto y relación directa con la salud y con las muertes relacionadas con enfermedades sobre las que diversas investigaciones han establecido una relación estrecha.

Hoy en día, 58 países han legislado contra este tipo de grasas, quedando más de 3.000 millones de personas protegidas. Sin embargo, hay más de 100 países que todavía no han tomado ninguna medida para contribuir a eliminar estas sustancias nocivas en los alimentos. El objetivo de la OMS es eliminarlas en el año 2023.

Desde esta organización han incidido en la necesidad de implementar este tipo de iniciativas, sobre todo, ahora con la COVID-19 al ser más aún importante proteger la salud de las personas.

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Unas acciones que pasan por introducir todas las medidas que se pueda para prevenir la aparición de enfermedades no transmisibles, que puedan ser más susceptibles al coronavirus y causar, en consecuencia, una muerte prematura.

Un grave problema

El problema de las grasas trans no es menor por la cifra de muertes anuales. Y el dato todavía es más preocupante porque 15 países concentran dos tercios de los fallecimientos relacionados con su consumo.

De ellos, hay cuatro países –Canadá, Estados Unidos, Letonia y Eslovenia-, que han puesto en marcha políticas de buenas prácticas recomendadas por la OMS. Con ellas, se han introducido límites obligatorios de hasta el 2% para grasas trans producidas industrialmente o con prohibiciones de aceites parcialmente hidrogenados (PHO), entre otras acciones.

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