Urna Bio, cenizas que se convierten en un árbol

La conciencia ecológica está llegando a todos los ámbitos de la vida. Pero, también, y nunca mejor dicho, más allá, es decir, en la muerte. ¿Qué es más ecológico: incinerar al fallecido o enterrarlo para que los microorganismos que viven en el interior de la Tierra hagan el trabajo de descomposición?

Para el primer caso, la incineración, se ha inventado la Urna Bios, un proyecto que reintegra al hombre en el ciclo natural de la vida, un ritual laico de regeneración y vuelta a la naturaleza. La Urna Bios está fabricada con materiales biodegradables: cáscara de coco, turba compactada y celulosa. En su interior contiene la semilla de un árbol, aunque se puede elegir un brote o planta adecuada al lugar desde donde se va a despedir a la persona querida que haya fallecido.

Cuando la Urna Bio se planta, la semilla germina y la planta comienza a crecer. Es un proyecto creado por el diseñador español Gerard Moliné. La idea es combinar la vida después de la vida de forma ecológica.

Algunas personas prefieren tirar las cenizas al viento o al mar, otras meterlas en una urna y colocarlas sobre el televisor. Pero, la Urna Bio es perfecta para las que eligen enterrarlas en el jardín o en el campo. Una vida que ha acabado que quizá ayude a florecer otra nueva vida.

La Urna Bios, gracias a su originalidad, obtuvo el premio ADI FAD (Asociación de Diseño Industrial – Fomento de las Artes y el Diseño) en el año 2002. Posteriormente, se creó la versión de la urna que finalmente ha sido comercializada con el apoyo de Martín Ruiz de Azúa.

Hay un dicho que reza que en la vida hay que tener un hijo, escribir un libro o plantar un árbol. Ahora, la última posibilidad se puede encargar a los familiares y realizarla una vez muerto.