Vive en Nueva York rodeada de naturaleza (dentro de casa)

Casa de Summer Rayne
Nueva York no solo es sinónimo de urbe populosa y cosmopolita, de rascacielos y jungla de asfalto. Como es bien sabido, su Central Park simboliza un oasis en medio de este desierto de hormigón, en el que la superpoblación es propia de lo que tenemos ante nuestros ojos: toda una megalópolis.

En las casas, no obstante, la naturaleza brilla por su ausencia. Así es por lo general, al menos. Es algo lógico, si tenemos en cuenta el hacinamiento que, queramos o no, implica una ciudad tan amiga a la fuerza de los apartamentos.

Un apartamento convertido en un jardín

Sin embargo, como dice la famosa frase, siempre nos quedará París. En este caso, aún en pleno torbellino neoyorquino, nos quedan el recuerdo o la imaginación, capaces de traer a nuestra mente sensaciones únicas en las que la naturaleza sea la protagonista.

O, puestos a rebelarnos contra la situación, pasemos a la acción, como ha hecho Summer Raynes Oakles, una modelo y científica ambiental que no se ha resignado a que la gran urbe le impida disfrutar de la naturaleza.

Puesto que no tenía jardín, no se lo ha pensado dos veces y lo ha integrardo en casa, es decir, en su interior, haciendo un dos en uno de lo más original. ¿Una locura? Para los amantes de la naturaleza, que echan de menos el contacto con el entorno, más bien se trata de una bendita locura.

Como puede verse en las imágenes, su apartamento, ubicado en Brooklyn, recuerda más a una selva que a un hogar con sabor urbanita, como sería de esperar. Por contra, la joven comparte su hogar conmás de 500 tipos de plantas de todo tipo.

Flores, frutas, hortalizas y, tal y como vimos en un anterior post, también muy distintos tipos de hierbas aromáticas que le vienen de perlas para cocinar y decorar la cocina.

La vegetación inunda todas las estancias de la casa, creando pequeños ecosistemas que transforman por completo el ambiente. Y, cómo no, lo purifican de forma intensa, convirtiendo el CO2 en oxígeno. En este sentido, quizá la solución para lograr calidad de vida en las ciudades sea convertir los hogares en pulmones verdes.

Summer Rayne cocinando
Raynes tiene claro que realmente son una tabla de salvación en su vida. «Creo que la única forma por la que he sobrevivido en Nueva York ha sido por las plantas», explica. Quizá sean demasiadas plantas, o quizá no, pero no cabe duda de que se siente realmente satisfecha y orgullosa de su jardín interior.

La neoyorquina dedica mucho tiempo a su cuidado, una tarea que realiza con entusiasmo, incluso pasión, pues para ella estar en permanente contacto con la naturaleza es una necesidad y adora su labor de jardinera en su propia casa.

Con la gran ventaja de que puede aprovechar muchas de sus plantas, tanto las hojas o sus frutos, para consumir. De hecho, algunos de sus vegetales son comestibles, con lo que teniendo en cuenta la cantidad de verde que hay dentro de su pequeño apartamento, incluso podríamos estar hablando de excedentes. Eso sí, el abigarramiento quizá sea excesivo, pero también es cierto que para gustos, los colores, y puestos a tener plantas interiores, cada uno busca su medida.

Lo que para unos sería una fuente de estrés, para otros, como le ocurre a nuestra protagonista, es todo lo contrario. Un lugar donde desconectar del estrés de la gran ciudad y encontrar un refugio que le hace sombra al que podría brindarle la propia naturaleza silvestre. En todo caso, se trata de un hermoso ejemplo para el mundo de amor y respeto por el entorno. Realmente curioso, y también aleccionador.

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