Cada día os mostramos nuevos productos ecológicos que están irrumpiendo con fuerza en el mercado. Lo hacemos porque sabemos que hay muchas razones para confiar en ellos, ya que solo así podemos garantizar la sostenibilidad de un mundo que cada vez está más debilitado por culpa de las malas prácticas de algunas empresas.
A continuación os detallo un buen puñado de motivos por los que merece la pena consumir productos ecológicos.
Sostenibilidad
Son totalmente sostenibles porque garantizan la conservación del medio ambiente. Además, no existe contaminación por tierra, aire o mar. Son los más respetuosos con la flora y la fauna y no producen dióxido de carbono, algo que ayuda a prevenir el efecto invernadero. No se generan residuos contaminantes y en su elaboración se suelen utilizar energías renovables.
Nada de pesticidas
No se utilizan pesticidas químicos como los que se suelen utilizar en la agricultura convencional. Esto es una muy buena noticia porque varios estudios toxicológicos relacionan la ingestión de este tipo de pesticidas con enfermedades como el cáncer.
Nada de aditivos sintéticos
En un alimento ecológico no encontraréis aditivos sintéticos, que son los que pueden provocar migrañas, insuficiencia cardiaca, osteoporosis o hiperactividad. Son productos muy equilibrados y ricos en nutrientes a los que no hace falta añadir nada más.
Saludables al 100%
No hay nada mejor que un producto ecológico libre de residuos tóxicos. Son totalmente naturales y eso garantiza una correcta asimilación por parte del organismo sin que se alteren las funciones metabólicas.
Los organismos no se modifican genéticamente
Cuando hablamos de agricultura ecológica tenemos que dejar a un lado los organismos genéticamente modificados. Se cree que tienen consecuencias negativas tanto para las personas como para el medio ambiente, aunque por el momento faltan estudios a largo plazo que lo demuestren.
Nada de antibióticos
En la ganadería tradicional se utilizan muchos antibióticos, tranquilizantes y hormonas, algo que en ganadería ecológica está prohibido por los estándares de control del reglamento europeo para beneficiar a los consumidores.
La calidad se nota
En una cadena agroalimentaria ecológica nada se queda fuera de un estricto control de calidad. Las materias primas utilizadas se inspeccionan, así como también el proceso de elaboración, el envasado, el etiquetado y todos los procesos que puedan existir antes de que el producto llegue a los consumidores. Empresas de control y certificación independientes se encargan de que así sea.
Respetuosos con la naturaleza
La tierra se fertiliza y se frena la desertificación. La retención del agua está garantizada y no se contaminan los acuíferos. Se fomenta la biodiversidad y no se altera la vida de los animales en sus hábitats. Se respetan los ciclos naturales de los cultivos y se da un paso al frente para preservar el ecosistema.
El sabor es inconfundible
Los productos ecológicos son los productos de toda la vida, los que conservan ese sabor que a más de uno le trae muy buenos recuerdos. Eso es algo que últimamente se está perdiendo, pero por suerte todavía hay empresas que piensan en ello y lo explotan como ventaja competitiva. Los consumidores les dan la razón y están dispuestos a pagar un poco más.