Los científicos han observado que los niveles de polución del aire de las grandes ciudades está vinculado con la calidad de vida de los ciudadanos, quienes es habitual que tengan que convivir con el tráfico rodado y la actividad industrial. Dos aspectos que constituyen a día de hoy dos de las principales fuentes emisoras de gases de efecto invernadero y partículas en suspensión.
Esto hace que las personas que viven en las grandes urbes con altos niveles de contaminación atmosférica sean más vulnerables a padecer la covid-19 en su forma más grave y letal.
El estudio avanza así aún más en esta relación entre contaminación y salud. Un vínculo ya analizado anteriormente, constatándose que la polución favorece enfermedades crónicas como la cardiopatía isquemia, el cáncer de pulmón, la EPOC o los accidentes cardiovasculares, según la OMS. Y a todo esto ahora se suma el debilitamiento de la respuesta inmunitaria y la capacidad de oxigenación de la sangre.
Los científicos de la URV y IISPV han logrado demostrar que la larga exposición al aire contaminado es determinante en la evolución de la covid-19. En concreto, los contagiados que viven en un entorno con una presencia de partículas en suspensión (PM10), de entre 2.5 y 10 micrométros de diámetro, están por encima del umbral máximo establecido de la OMS, siendo más vulnerables a sufrir covid-19 de una forma más grave y letal.
Los investigadores observaron que el aumento de un microgramo por metro cúbico en la exposición crónica a partículas PM10 aumenta el 3% el número de pacientes que padecen covid-19 en su forma más grave. Además, se produce un aumento del 2,68% en los decesos.
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]]>El proyecto VATar-COVID-19 ha permitido comprobar que la concentración del ARN del virus se estabiliza o disminuye en el 75% de las estaciones depuradoras, que se han analizado en este marco.
Esta herramienta de vigilancia microbiológica -desarrollada por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y el Ministerio de Sanidad conjuntamente con las comunidades autónomas-, se ha perfilado como muy útil para poder detectar y hacer un seguimiento de la presencia de la covid-19 en las aguas residuales, siendo un buen indicador de la evolución de la pandemia.
Precisamente, el carácter pionero de la iniciativa ha favorecido que la Comisión Europea recomendara un enfoque común para vigilar la presencia de covid-19 y sus variantes en aguas de la unión Europea.
El análisis arroja buenos datos porque la presencia de la SARS-CoV-2 se ha situado en su nivel más bajo desde el verano de 2020, de acuerdo con los datos de VATar-Covid-19, aunque hay algunas pequeñas excepciones que se deben, en gran parte, a las precipitaciones que se han producido en los últimos días en diez de las 38 EDAR. Esta tendencia positiva también coincide con los buenos datos del proceso de vacunación y con la fase de desescalada en España.
A pesar de estos buenos datos, todavía es conveniente ser prudente porque la información obtenida no permite determinar el número de personas contagiadas. Aunque sí se aprecia una correlación entre el aumento o disminución de la concentración de covid-19 con la disminución o incremento, o bien estabilidad, con el número de personas que dan positivo en covid-19.
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]]>El control de este virus es uno de los objetivos principales de la comunidad científica, sobre todo, de cara a la salud humana, animal y ambiental porque la COVID-19 no solo se transmite por el aire, sino que también lo hace a través del contacto con objetos o superficies contaminadas.
Esto hace necesario vigilar dónde se puede encontrar, siendo también clave conocer cómo se comporta para poder establecer medidas que sean realmente eficaces y que reduzcan su transmisión.
En este contexto, se enmarca la investigación llevada a cabo por un equipo interdisciplinar español, que se ha centrado en analizar la facilidad con la que se podría detectar material genético de la COVID-19 en muestras ambientales y entornos potencialmente contaminados como escuelas, centros comerciales o residencias que se han visto afectados por este coronavirus.
Con este fin, se ha desarrollado un innovador método de muestreo, que consiste en el uso de esponjas impregnadas de unos determinados alcoholes que, al frotarse con la superficie del objeto, arrastran el ARN del virus que pueda contener, lo conservan e inactivan su patogenicidad.
Ya en el laboratorio, este material genético se extrae de las esponjas para realizar pruebas PCR para confirmar si el virus está o no presente en una determinada superficie.
Los resultados del estudio apuntan a que con unas pocas esponjas es posible monitorizar la presencia de la COVID-19 en grandes espacios. Sin embargo, también hay que tener claro que este tipo de análisis no ofrece tanta información sobre la epidemiología como el análisis individual de contagios.
El equipo está formado por miembros del Grupo de Investigación en Sanidad y Biotecnología (SaBio) del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos (IREC – CSIC, UCLM, JCCM), Servicio Médico Local de Horjaco de los Montes, Centro de Vigilancia Sanitaria Veterinaria (VISAVET) de la Universidad Complutense de Madrid e Instituto de Salud Carlos III.
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]]>La Universidad de Granada lidera el equipo internacional de científicos que trabaja en esta plataforma, que está disponible públicamente. A través de ella se centraliza la información ambiental y metereológica, implementándola con otras funcionalidades de análisis y exploración visual.
La plataforma también incluye registros de contaminantes ambientales, lo que permitirá contrastar trabajos que apuntan a una posible asociación entre una peor evolución de pacientes de COVID-19 en zonas que registran una alta contaminación.
El objetivo es que los investigadores puedan analizar de forma conjunta y buscar patrones entre las diferentes fuentes de información para disponer de datos fiables para entender los factores que afectan a la propagación del virus. Además, el contenido de la plataforma igualmente se quiere utilizar para detectar focos de infección de manera temprana.
El equipo de investigadores ha podido ya realizar algunas comprobaciones con la puesta en marcha de esta plataforma. Por ejemplo, gracias a los datos relativos a la calidad del aire, se ha podido evaluar el impacto del confinamiento en la contaminación.
El resultado es un descenso en toda España de los niveles de dióxido de nitrógeno o monóxido de carbono tras el inicio del Estado de Alarma. Una caída que ha sido mucho más significativa en los ambientes urbanos.
El proyecto cuenta con la participación de la Universidad de Granada, centro GENYO, la Escuela Andaluza de Salud Pública y el Instituto Imagine de enfermedades genéticas de París. La iniciativa tiene financiación de la Junta de Andalucía.
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]]>La iniciativa ha sido dada a conocer desde la Xunta de Galicia y en ella se cuenta con la colaboración de la firma de moda Adolfo Domínguez y la empresa pontevedrense Meifus Industrial, que se encargará de reciclar el material.
En concreto, Adolfo Domínguez va a ceder más de 10.000 perchas de madera que son obsoletas. De ellas, al ser trituradas, se extraerá la materia prima, que a su vez se mezclará con el polipropileno.
Con esta base, se prevé que se puedan hacer alrededor de 15.000 pantallas protectoras homologadas de acuerdo con las pautas del Ministerio de Sanidad, que serán donadas al SERGAS y entidades sociales.
Esta iniciativa viene a mostrar la solidaridad y el compromiso de las empresas con la sociedad. Además, desde la Xunta de Galicia también se ha querido poner en valor la capacidad de la industria gallega de transformarse para dar respuesta a la emergencia ante la Covid-19.
La importancia de este proyecto aún va más allá, puesto que la iniciativa es un ejemplo a su vez de economía circular al ponerse en valor un residuo. Igualmente, es una muestra de la I+D+i, pero con carácter solidario, al conseguir valorizar recursos naturales para obtener un producto que se caracteriza por su alto valor añadido.
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]]>Durante el tiempo de cuarentena, es fácil caer en la tentación de comer solo cosas que apetecen como dulces, snacks procesados… Sin embargo, no es una buena opción porque hay que seguir siempre una dieta saludable dentro de lo que se pueda con esta circunstancia excepcional porque una buena y adecuada alimentación es fundamental para la salud.
Y, teniendo en cuenta esta premisa, ¿qué se debe hacer? La clave está en realizar una buena planificación de los menús para todos los días de la semana, primando además la ingesta de comida saludable.
Algo que se puede conseguir cambiando algunas formas de cocinar por otras. Es decir, dejar a un lado los fritos y bebidas azucaradas para primar las frutas como manzanas y naranjas y verduras y bebidas como el agua o infusiones y también café, según la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición. Igualmente, se deben evitar al máximo los alimentos ultraprocesados.
Y esto es especialmente importante porque, al estar en casa, se hace menos ejercicio y se puede engordar bastante, sobre todo, porque van a ser como mínimo 15 días confinados con el Estado de Alarma.
Son pautas que se deben tener presentes porque, a la hora de ir al mercado o supermercado, se puede caer fácilmente en la tentación de comprarlos pensando que son menos perecederos y que se conservan mejor.
Además de las frutas y verduras –se pueden adquirir congeladas o cocidas para que duren más-, la cesta de la compra ante el COVID-19 también debe incluir otro tipo de alimentos que son saludables y saciantes para evitar tener hambre al poco rato bien porque se ha comido poco o por el aburrimiento o ansiedad de estar en casa las 24 horas.
Por ejemplo, no pueden faltar las legumbres, frutos secos, carnes magras, pescados, huevos y lácteos. También es bueno incluir cereales integrales como el pan, arroz y pasta.
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]]>Las pautas que se deben seguir en casa para gestionar la basura de las personas afectadas por el COVID-19 han sido indicadas por parte del Ministerio de Sanidad y el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
Las recomendaciones varían según los productos o residuos que se generen. Por ejemplo, en el caso de todos aquellos que se consideran material desechable por parte de la persona enferma y sus cuidadores, se tienen que depositar en el cubo de basura que hay que colocar en la habitación en la que esté el individuo infectado.
En este cubo, que preferentemente tiene que tener tapa y pedal para su apertura, hay que depositar todos aquellos artículos como guantes, pañuelos y mascarillas, así como el equipo de protección individual o cualquier otro residuo que genere la persona.
Es importante que en este cubo se ponga una bolsa de plástico que tenga cierre hermético. Por supuesto, cuando haya que cambiarla, se debe cerrar antes de salir de esa habitación.
La persona que atiende al enfermo debe quitarse la mascarilla y las gafas fuera de la habitación. También son objetos que se deben poner en una bolsa de plástico de cierre hermético.
Ambas bolsas deben unirse –se mete una dentro de otra-, y luego hay que poner una tercera bolsa en la que se pueden poner el resto de residuos de la casa. Es decir, en total, se emplean tres bolsas para que todo quede bien aislado.
Y, a la hora de bajarla a los contenedores, se deja en el de fracción o resto –según la comunidad autónoma (en algunas es el contenedor naranja)-, y nunca en los que son específicos para vidrio, papel, envases, textil o recogida orgánica separada.
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