El problema de no saber qué hacer con la ropa vieja tiene una solución eco-amigable llamada reciclaje, aunque en realidad es un mal menor, pues lo suyo es no comprar tanto, y a la regla de las 3R me remito. Sin embargo, lo cierto es que, tarde o temprano, hasta los menos consumistas acabarán teniendo que dar salida a esas prendas que ya no se usan.
Sea como fuere, no hay duda de que el reciclaje es un modo de ayudar al planeta y ahorrar un buen dinero a la vez, y no siempre implica invertir demasiado tiempo. Muy al contrario, a menudo simplemente hay que aplicar una buena idea para reutilizar prendas de forma rápida, sin complicaciones, como ocurre cuando, por ejemplo, damos nuevos usos a unas medias rotas (ideales para guardar pequeños objetos en un cajón) o convertimos una camiseta en un original turbante.
Si las damos a la caridad o las regalamos estamos reutilizándolas o, mejor dicho, propiciamos que otros lo hagan por nosotros. Algunas iniciativas solidarias las arreglan para mejorar su estado, lo que implica un reciclaje, si bien normalmente suelen lavarse y utilizarse tal cual.
Retales decorativos
Quedárnoslas y apostar por un cambio radical para darles otros usos es todo un reto, sobre todo si nos dejamos llevar por la imaginación y practicamos un reciclaje creativo. En principio, puede parecernos imposible crear algo sin ser duchos con la aguja y el hilo, pero hemos de lanzarnos, pues bastarán unos conocimientos básicos para lograr resultados, mejores o peores, pero siempre sorprendentes.
¿Que las ideas no llegan? Una solución socorrida y resultona consiste en transformar cualquier prenda en retales de distintos tamaños y formas y utilizarlos no sólo para hacer trapos, que tampoco están mal, sino también para decorar accesorios, pantalones o forrar un cojín.
Si nos atrevemos con un proyecto más grande, esos mismos retales nos proporciona una materia prima ideal para hacer patchwork, aunque habremos de acumular una buena cantidad si queremos hacer la típica colcha de retazos.
Una variante del patchwork es el quilting, cuya peculiaridad consiste en crear dos capas de tejido y optativamente coser un relleno entre ambas, por lo que finalmente tendremos una colcha doble o reversible. Ambas posibilidades son idóneas para hacer sencillos diseños con retales rectangulares, sin necesidad de hacer dibujos geométricos y, en el caso del quilting, incluso cosiendo los retales sobre alguna manta vieja que utilizaríamos como base.
Enmarcar y colgar en la pared
Convertir las corbatas en flores o los jerseys, camisas y camisetas en fundas de los asientos del coche, almohadones decorativos o cojines para tu mascota son otras ideas originales que serán más o menos acertadas en función de nuestra habilidad, buen gusto y del material del que dispongamos.
Las prendas que nos traen recuerdos por cualquier motivo tienen muchas posibilidades como objeto decorativo, preferiblemente si no son demasiado grandes. Esta idea queda estupenda con prendas infantiles con valor sentimental, como los peucos, gorritos, preciosos vestiditos, el tutú o las zapatillas de las clases de ballet, el uniforme que llevabas tú o tus hijos para practicar karate…
Atreverse a crear
Dar una segunda vida a los pantalones vaqueros cortándolos para utilizar en verano o dar un nuevo aire a las camisetas cortándoles las mangas, convirtiéndolas en tops, decorándolas con dibujos o convirtiéndolas en bolsas son las posibilidades que todos conocemos. A partir de ellas, podemos darles una vuelta de tuerca atreviéndonos a hacer algo distinto. Por ejemplo, recortando distintas partes y volviendo a recomponerlas de forma creativa. Las mangas de una camiseta, el cuerpo de un vestido, un retal con forma de corazón en el pecho…
