Cómo hacer velas recicladas

Reciclar velas usadas devolviéndolas a la vida, es decir, convirtiéndolas en velas nuevas es un gesto verde que puede ahorrarnos un buen dinero, sobre todo si acostumbramos a tener velas encendidas durante largas horas.

Aunque pueda parecernos que no hay modo de aprovechar esos restos de vela derretida, tan desiguales, pequeños y gastados guardémolos y cuando reunamos la suficiente cantidad, simplemente pongámonos a ello y en menos de lo que esperamos volveremos a tener velas hechas en casa.

Con un poco de imaginación, eligiendo los contenedores apropiados (vasitos de cristal, de barro, latas, botellas de cristal recicladas u otros portavelas), dándoles la forma adecuada con moldes (redondeada, en forma de corazón, etc.), adornándolas con lazos o, por ejemplo, aromatizándolas obtendremos un resultado fantástico que bien puede servirnos para hacer un regalo a familiares y amigos.

Manos a la obra

En primer lugar, separemos las velas por el color y el olor si lo consideramos necesario y troceémoslas con un cuchillo en trozos pequeños. Siempre que sea posible, separar la mecha y pequeños trozos metálicos. Si las velas estaban en un contenedor, quizá nos sea más fácil sacarlas con una cuchara.

En todo caso, no es necesario trocearlas, pero si lo hacemos facilitaremos el trabajo cuando las fundamos. Ganaremos tiempo y el resultado será más puro, pues al cortar los trozos también podemos descartar los mejores trozos y separarlos según convenga.

A la hora de fundirlas, hagámonos con un par de ollas, una más grande que la otra, intentando que la pequeña, en la que introduciremos las velas, tenga una forma que facilite el vertido. A continuación, llenaremos el recipiente grande con dos tercios de agua e introduciremos los restos de velas.

Básicamente, la técnica que se utiliza para fundir los restos es el baño maría. Hacerlo con este método tradicional proporciona un calor indirecto que logra derretirlas sin quemarlas. Por si lo desconoces, consiste en ponerlas a remojo dentro de un recipiente que, a su vez, se introduce en otro que lleva el agua a ebullición para que la temperatura suba de forma progresiva.

Una vez se han fundido las velas, utilizaremos un colador para verter la cera caliente en los distintos moldes. Gracias al colador eliminaremos impurezas, restos de mechas y suciedades en general. En este punto es importante protegerse las manos con un guante de cocina las manos para no quemarse.

Para reducir el riesgo de salpicaduras, será de gran utilidad el cazo con leve forma de jarra o boquilla para verter más fácilmente. Si los moldes son pequeños, otra posibilidad es utilizar una cuchara. Y, en todos los casos, antes habremos colocado la pestaña y la mecha en el centro. Finalmente, dejaremos enfriar y listo, así de sencillo.

Algunos trucos

Si queremos velas de colores tenemos dos opciones, o separar las que tengan el color que nos guste para así obtenerlo luego, sin tener que añadir nada, o agregar colorantes. Lo ideal es hacer lo primero o adquirir colorantes especiales para velas, a ser posible ecológicos, pero nunca añadir nosotros otras sustancias para evitar intoxicaciones al inhalarlo después.

Del mismo modo, hay que tener cuidado con los aromatizantes. Unas gotas de aceites esenciales sin alcohol bastarán para que huelan a nuestro olor favorito. No utilicemos colonias ni otros componentes para evitar problemas de intoxicación o que resulten altamente inflamables.

Hay tiendas especializadas que nos abastecerán de mechas, colorantes, aromas e incluso contenedores de todo tipo, si bien el reciclaje casero igualmente puede proporcionarnos los elementos necesarios. Por último, atar el hilo a un lápiz nos ayudará a mantenerla en el centro al verter la cera.