¿Cómo secarse con toallas, toallitas de papel o secador de manos?

Higiene de las manos
Secarse las manos es un gesto cotidiano que solemos realizar varias veces al día y que, por muy intrascendente que parezca, constituye una actividad con consecuencias para nuestra salud y también para la del planeta.

Aunque ambas consecuencias están interrelacionadas, en este caso nos referimos a la salud que se resiente de forma inmediata, mientras la del entorno lo hace más a largo plazo al sumarse a otros factores de explotación de recursos, emisión de gases de efecto invernadero y polución en general.

El impacto ambiental

Vayamos primero con el daño infligido al entorno. Lógicamente, no se trata de sentirnos culpables cada vez que nos sequemos las manos. Sin embargo, el enfoque macro sí es como para asustar al miedo: por ejemplo, si multiplicamos todas esas veces por una semana, mes, año, y sumamos ese resultado al de mucha otra gente entenderemos que a nivel estadístico importa, y mucho, cómo nos las sequemos.

En el hogar sigue siendo lo más habitual es usar toallas de rizo, las de toda la vida, si bien por higiene ésta suele sustituirse por secadores de mano y totallitas de papel en los aseos de los bares, restaurantes, trenes, hoteles, hospitales, cines o centros comerciales, entre otros wc públicos. Por lo tanto, el problema suele circunscribirse en este ámbito, por otra parte muy concurrido, lo que significa que el uso es masivo y su doble repercusión, -ambiental y para nuestra salud-, son importantes.

Lavarse las manos
Por un lado, se han hecho estudios para valorar qué es más contaminante, si las toallitas de papel o los secadores, pero han sido patrocinados por marcas de secadores de manos, lo que resta independencia a las conclusiones. Aún así, un estudio de la consultora Environmental Resources Managemente (ERM) puso de manifiesto algo obvio, pero a su vez interesante: según la fuente de la energía que alimenta el secador, esta opción será más o menos ecológica.

Lógicamente, el resultado será muy diferente según el origen de la energía empleada, tipo fósil, nuclear o renovable. si por un lado las toallitas de papel por evitar la tala de árboles y el tratamiento de las toallitas tras su uso, además del proceso de fabricación del papel, altamente contaminante. Por otra parte, debemos considerar que los secadores eléctricos también son aparatos electrónicos de difícil reciclaje, que contaminan lo suyo en su producción y suponen un buen gasto de energía a lo largo de su vida útil, dependiendo de su uso, claro está.

¿Y la salud?

Si por un lado nos ha quedado claro que en lugares públicos la duda está entre el secador y la toallita de papel, descartando la toalla por motivos de higiene, por otro lado la toalla convencional es la más ecológica, pues permite mil y un usos y lavarla supone menos consumo energético que el que conllevan las otras dos opciones.

Sin embargo, hay otros factores que barajar, pues los secadores de manos podrían ser insalubres, igualmente. Según un estudio de la Universidad de Leeds, en Reino Unido, los secadores de mano supone un serio riesgo bacteriano.

El reciente trabajo concluyó que el aire que hay alrededor de los secadores de pelo tipo jet contiene hasta 27 veces más gérmenes que el aíre que está cerca de los dispensadores de papel. A su vez, los investigadores observaron que la alta velocidad del aire expulsaa es muy efectiva para secar, pero también hacen que las gotas de agua con bacterias se dispersen por todo el baño. De este modo, al estar suspendidas en el aire tardan más tiempo en desaparecer y se transmiten con más facilidad.

Manos enjabonadasPor contra, Dyson, la empresa inventora de la tecnología jet rechaza los resultados por considerarlos parciales, asegurando que el estudio había sido “financiado por la industria de las toallas de papel”.

En conclusión, frente a las toallitas y el secador de manos, las toallas son más verdes, un uso que en el hogar resulta factible por cuestiones de salubridad, sobre todo si cada miembro de la familia tiene la suya. Sin embargo, en locales públicos, el secador de manos y la toalla parecen llevar las de perder por posibles contaminaciones cruzadas, frente a las toallitas de papel.

¿La solución?
En lugares públicos, dejar que las manos se sequen solas o por lo menos, esperar a que escurran y cuando no goteen utilizar el mínimo de toallitas. Si una es suficiente, no cojamos dos.. O, por qué no, sería interesante que las toallitas fueran de papel reciclado o procedente de celulosa que provenga de maderas sostenibles y, rizando el rizo, sería perfecto que el proceso de fabricación y transporte utilice energía renovable. ¿Un imposible? Quizá planterarlo sea un comienzo para lograrlo…

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