No es habitual reciclarlo, pero el papel de aluminio es un material de uso cotidiano que tiene un sinfín de posibilidades para una reutilización con fines prácticos o creativos.
Lo más socorrido es ir acumulándolo en forma de pelota, sin más. Luego puede jugarse con ella, teniendo cuidado con los niños de corta edad, por aquello de que se lo llevan todo a la boca. Una solución en estos casos puede ser forrarla, es decir, utilizar el papel de aluminio como relleno de pelotas o de muñecos, por ejemplo.
Además de usarlo para hacer disfraces, grabados de bonitos dibujos, coronas navideñas, divertidos anillos o distintas manualidades -utilizándolo como forro-, otra idea es darle el mismo uso que tuvo en un principio, ya sea envolver alimentos o cualquier otra cosa.
Afilar tijeras y más
Si lo doblamos varias veces y lo cortamos con las tijeras estaremos afilando sus hojas, sin necesidad de hacer nada más y si lo introducimos dentro de la secadora reduciremos la electricidad estática en las prendas.
Si no está muy arrugado, podemos colocar una hoja allí donde no deseemos que nuestro gato pase o acuda. Bien tirante hará un sonido al caminar sobre su superficie que le hará desistir al momento, aunque no funciona cuando está demasiado gastado, pues su eficacia depende de su tirantez.
Recordemos que el papel de aluminio es un producto poco o nada ecológico, excepto las versiones recicladas, que haberlas, haylas. Su composición y la energía necesaria para su fabricación hacen de este popular producto un atentado ambiental, por lo que sustituirlo por otros materiales verdes es la mejor opción.