El Parque Nacional del Teide es uno de los ecosistemas más importantes de España y del mundo. Sin embargo, también se ve amenazado, sobre todo, en su vegetación. La mayor afección y la que más preocupa en la actualidad es la relacionada con la retama, cuya presencia está siendo cada vez más escasa por la sequía y la presencia de herbívoros.
La retama
La retama es una especie de alta montaña, que nace a más de 2.000 metros de altitud y es capaz de soportar condiciones extremas de temperatura y escasas precipitaciones. Esta resistencia ha favorecido que forme parte del paisaje del Teide desde hace más de 30 años.
Esto ha contribuido a que la retama sea la planta más característica del Parque Nacional del Teide. Este arbusto se reconoce por su gran porte y las atractivas flores que le nacen. Esto ha hecho que formase parte del atractivo y de la imagen más representativa del Teide.
Sin embargo, esta especie está catalogada en la Lista Roja de la Unión Internacional de la Conservación de la Naturaleza como “preocupación menor” a nivel global porque su presencia empieza a ser más escasa.
Su pérdida
Está documentado que la retama está presente en más de 11.000 hectáreas de las 19.000 del Parque Nacional de Teide. Sin embargo, empieza a observarse que su presencia es cada vez más escasa al percibirse un descenso de su población en los últimos años, sobre todo, en la vertiente sur oeste del Parque.
Este descenso se ha producido porque se seca por las altas temperaturas en las zonas más cálidas del parque. Además, muchas se están muriendo porque ya tienen entre 60 y 70 años y no tienen descendencia por la acción de herbívoros.
Además, el aumento de la temperatura y la sequía de los últimos años en el parque están produciendo un estrés hídrico, que está afectando a la salud de los ejemplares. Esto a su vez se traduce en rodales amarillentos o secos.
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