La arquitectura ecológica o sostenible se está enfrentando a importantes retos para tener edificios no solo que sean más responsables desde el punto de vista de la eficiencia energética, sino que también ayuden a reducir las emisiones de CO2. Es el caso de las viviendas que incorporan la vegetación y de las que ya hay proyectos importantes, siendo uno de los más conocidos, la ciudad bosque que se construirá en una localidad de China por Stefano Boeri, uno de los principales estandartes de este tipo de arquitectura. Son edificios que, aunque parezca lo contrario, sí son posibles también en las ciudades y en cualquier entorno, si bien es cierto que suponen importantes retos arquitectónicos que, una vez superados, mejoran el hábitat y aportan bienestar.
Los retos
Reducir el impacto de CO2 y sus emisiones a la atmósfera, también es posible con los edificios. Y para ello tienen que incorporar vegetación, incluyendo árboles de grandes dimensiones para que se pueda reabsorber el dióxido de carbono, que se genera en el entorno de las capitales a raíz, por ejemplo, de la circulación de vehículos.
Son construcciones que son beneficiosas incluso desde el punto de vista psicológico para las personas, pero que plantean importantes retos porque hay edificios en los que se han llegado a instalar árboles que alcanzan una altura de hasta nueve metros.
De hecho, uno de los primeros retos es elegir las plantas y árboles que se van a poner en función de la zona de ubicación de la vivienda y de las necesidades que vayan a tener en cuanto a iluminación, viento o humedad, entre otros parámetros que se valoran para luego hacer el diseño arquitectónico del edificio con la delimitación del espacio que se precisa para que la vegetación crezca.
Otros retos que se han tenido que superar es la instalación del sistema de riego, que suele ser por goteo, además de tener que estudiar cómo se fijan las raíces de los árboles y plantas a la base y la interacción de las ramas con el viento.
Los beneficios
Tras la superación e integración de la vegetación en los edificios, se ha demostrado que este tipo de construcciones tiene ventajas tanto para las personas que viven en ellas como para el entorno y las especies vegetales y animales.
Aunque en algunos casos son edificaciones más caras por el proceso que conlleva, se nota ahorro energético porque la vegetación crea un microclima, que a su vez permite absorber el CO2. En invierno, las hojas de las plantas de la fachada norte se caen para que pase la luz al interior, mientas que en verano se reduce el calor.
También se absorben micropartículas de polvo. Y, de cara a las aves, tienen un hábitat para vivir y hacer sus nidos en estos bosques de las casas.
Artículos relacionados: