A pesar de que hay decenas de millones de vegetarianos en todo el mundo, todavía hay un sinfín de falsos mitos que se consideran certezas. A efectos prácticos, son ideas que desalientan a quienes están pensando dejar de comer carne y desacreditan este tipo de dieta.
Pasarse a una dieta vegetal no es fácil, qué duda cabe, pero precisamente por ello hay que contar con información fidedigna que evite dar pasos en falso y, en suma, facilite la adopción de una forma de alimentarnos equilibrada. En el caso de los vegetarianos puros o veganos, también prescindiendo de la carne, pescado, leche y demás derivados de los animales.
Derribando 7 mitos
Así es, muchas de las cosas que pensamos o escuchamos sobre el vegetarianismo está basado en mitos, lo que significa que no tienen base real, ni mucho menos científica. A continuación, repasaremos siete creencias comunes sobre la dieta vegana que normalmente damos por válidas, cuando no lo son:
1. No aporta suficientes proteínas: Aunque es cierto que carne y proteína son dos conceptos relacionados, ni son equivalentes ni mucho menos exclusivos. En el día a día, las proteínas pueden obtenerse de un sinfín de alimentos que no son necesariamente carne, pescado ni dervados animales. Tengamos en cuenta que una mujer promedio necesita unos 46 gramos de proteína y los hombres unos 56 y, en general, alrededor de 0,6 a 0,9 gramos de proteína por kg de peso corporal. Sólo recurriendo a legumbres o frutos secos es fácil sumar una buena cantidad, pero no sólo eso porque, por ejemplo, las frutas y las verduras también las contienen, eso sin contar con las opciones que están saliendo al mercado, como la Beast Burguer, con más proteínas que la carne de res y sin colesterol.
2. Provoca debilidad: Muchas personas opinan que ser vegeteriano conlleva una debilidad, falta de vigor a consecuencia de la falta de ingesta de carne y de calorías en general, fundamentalmente. Y, por supuesto, se considera que es imposible tener éxito en competiciones deportivas de alto nivel. Sin embargo, la misma realidad contradice este falso mito. Lo demuestran atletas como Martina Navratilova, David Carter o Patrik Baboumian, el hombre más fuerte de Alemania.
3. Se pasa hambre: No puede negarse que comiendo carne o pescado es más fácil sumar calorías, pero ello no significa que ser vegetariano impida estar saciado. Ni siquiera los veganos puros tienen problemas en este sentido. Es más, gracias a la ingesta de más cantidad de frutas y verduras se retrasa la absorción de la glucosa por la mayor cantidad de fibra y se prolonga la sensación de saciedad. Por otro lado, esto puede aprovecharse para llevar a cabo dietas de adelgazamiento.
4. Se atiborran de complementos: Una dieta vegana equilibrada nutre de un modo completo, lo que significa que no se precisan complementos alimenticios. Sin embargo, es cierto que ir en contra de la cultura mayoritaria, no vegana, supone un esfuerzo extra a la hora de planificar las comidas y, en suma, para aprender a elaborar una dieta equilibrada. Una vez se aprende a hacerlo, simplemente hay que darle al cuerpo lo que necesita, sin carencias ni excesos.
5. Son todos flacos: El vegetarianismo no significa acabar consumiéndose uno por no comer carne. Es cierto que practicarlo ayuda a bajar de peso si nos lo proponemos, pero siempre entendiendo la dieta como algo positivo que orientamos en función de nuestros intereses. De hecho, no es algo insólito que un vegano tenga sobrepeso.
6. Son obsesos de lo saludable: Ser vegano y optar por los alimentos orgánicos son dos cosas distintas, y también hay que separar el concepto de vegetarianismo de la alimentación macrobiótica. En otras palabras, puede afirmarse que ser vegano no impide comer alimentos convencionales, aunque es cierto que muchos de ellos prefieren alimentos más saludables.
7. La dieta acaba aburriendo: Los vegetarianos no están siempre comiendo lechuga ni ensaladas o tofu. El concepto es lo que cambia, por lo que no se trata de eliminar la carne y comer lo demás, sino de cocinar deliciosos alimentos libres de crueldad animal, pero no por ello aburridos. Hay un sinfín de delicias veganas que pueden cocinarse de forma cotidiana.