La idea aquí es que la tarjeta postal tenga un extra que sorprenda y al mismo tiempo sirva para darle una nueva vida. Lograrlo, lo logra, qué duda cabe. Sólo hay que echarle un vistazo para saber que aquella postal es también un recortable que nos permite transformar esa plana imagen en un lindo barquito en miniatura.
Eso sí, hay que admitir que, como tal, la tarjeta postal queda bastante sosa, aunque también es cierto que desde el primer momento se consigue enganchar gracias a las indicaciones bien llamativas que acompañan al dibujito en cuestión.
Otra de las posibles limitaciones son el tema monográfico o, lo que es lo mismo, que la colección de postales recortables sólo nos ofrezca barcos de distintos tipos. Pero si consideramos las posibilidades lúdicas que ofrecen, quizás la temática marinera no sea tan minoritara. ¿Porque, a quién no le gusta echar un barquito de papel a navegar?
Un recuerdo, un juguete o un objeto decorativo
En su interior, la tarjeta postal incluye las piezas necesarias impresas con sus respectivas pestañitas para facilitar el montaje. Por lo tanto, sólo habremos de recortar, pegar con cola, y listo, ya tenemos un velero, un barco de carga, un crucero o un yate que cabe en nuestra mano.
Puedes encontrarlas en la web de sus creadores, diseñadores británicos, que la venden online. En la página de Foldable Cuts encontrarás vídeos con el paso a paso para cada uno de los modelos, así como todo lujo de detalles acerca de la colección, cuyo precio es de 14 libras esterlinas todas en conjunto o de 3 libras esterlinas por separado. También tienen otras postales realmente bellas y originales de muy distintos animales, que van desde el perro hasta el delfín o el elefante.