Pros y contras de la dieta vegetariana


El vegetarianismo no siempre se considera una forma saludable de alimentación. Si por un lado la investigación científica apoya este tipo de dieta como beneficiosa para la salud y el medio ambiente, por otra parte se señalan carencias nutricionales e incluso posibles riesgos de contraer enfermedades.

¿En qué quedamos, entonces? Si la ciencia no se aclara, menos vamos a hacerlo nosotros. De nada nos serviría decantarnos por uno u otro enfoque cuando además, muy probablemente la realidad no sea blanca o negra… ni tampoco verde. Sin embargo, sería útil abordar el estado de la cuestión para exponer los pros y los contras de la dieta vegetariana. Para, en suma, estar informados al respecto.

En principio, aunque la investigación todavía ha de ser más concluyente a la hora de concretar en qué beneficia a la salud una dieta basada en el consumo de vegetales, hay instituciones de referencia que las consideran saludables y hasta preventivas de algunas enfermedades, como la Asociación Americana de Dietética (ADA) y la Asociación de Dietistas de Canadá.

Pero estudiar los hábitos alimentarios vegetarianos en general no es fácil, sobre todo porque existen distintos y variados tipos de alimentación: desde la dieta vegana (vegetariana pura), pasando por el crudivorismo, el frugivorismo o la dieta macrobiótica hasta la dieta higienista o, por ejemplo, la ovolactovegetariana. Una diversidad con un denominador común: la ausencia de carne y un elevado ingesta de vegetales, lo que las convierte en una potencial herramienta para la prevención de enfermedades crónicas.

Las ventajas

Los partidarios de la dieta vegetariana señalan que ser más saludable es una de sus grandes ventajas. Al mismo tiempo, se alude a la cuestión ética de respeto animal y también se contribuye a preservar los recursos naturales. Estadísticamente, no cabe duda de que ello ayuda a una seguridad alimentaria a nivel global, reduciendo de forma importante los problemas que nos trae el aumento exponencial de la población a nivel mundial.

Es cierto que millones de personas contraen enfermedades que incluso los llevan a la muerte por malos hábitos alimenticios, pero ello no significa que exista evidencia científica sobre la relación entre una vida más larga y saludable y la adopción de la dieta vegetariana.

Mantenerse en el peso ideal sí podría considerarse una ventaja. A consecuencia de un mayor consumo de fibra y una menor ingesta de proteína, grasa total y grasa animal, algunos estudios han encontrado que quienes siguen una dieta ovolactovegetariana y vegana tienen un índice de masa corporal (IMC) menor en comparación con quienes consumen carne y/o pescado.

Otro punto positivo, sobre todo en el caso de consumir alimentos orgánicos, es evitar restos de pesticias y a su vez, se consumen menos purinas, aditivos y toxinas presentes en carnes y pescados. Y en general, eso sí, las dietas vegetarianas se acercan más que las no vegeterianas a las guías dietéticas emitidas por el Instituto Nacional del Cáncer americano.


Sin embargo, en una revisión de distintos estudios, investigadores eslovacos no hallaron diferencias en la mortalidad por cánceres como el de de pulmón, colon, próstata o mama entre vegetarianos y quienes siguieron una dieta equilibrada. O, como apuntan los investigadores del Institute of Experimental and Clinical Medicine de Bratislava (Eslovaquia), «las poblaciones más sanas de Europa son los habitantes de Islandia, Escandinavia y Suecia, paradójicamente consumidores de una buena cantidad de productos de origen animal».

No obstante, hay numerosos expertos que afirman que ser vegetariano evita problemas de hipertensión, cánceres, colesterol y diabetes. Resultar más económica y de fácil preparación son otras de sus principales ventajas.

Los inconvenientes

Pero no todo son ventajas. Muchos médicos estiman necesario consumir leche de vaca y proteína animal, así como nutrientes básicos, como el hierro o la vitamina B12, así como aminoácidos esenciales fáciles de encontrar en alimentos provenientes de animales.

Una cierta exclusión o marginación en el entorno cotidiano constituye un inconveniente a tener en cuenta. Y, precisamente para evitar carencias como las señaladas, a menudo confeccionar una dieta vegana precisa de ayuda profesional. Es decir, en la práctica, ser vegetariano no resulta nada práctico ni tampoco cómodo a nivel social.

Dieta vegana y salud más frágil

Un sorprendente estudio publicado recientemente en la revista PLoS ONE concluye que la dieta vegana (vegetarianismo estricto) está asociada a una salud más frágil, con mayor incidencia de cáncer, alergias, ansiedad, problemas cardiacos y una serie de trastornos mentales.

Llevado a cabo por la Medical University de Graz, en Austria, se estudió la dieta de más de 1.300 personas vegetarianas de distintos tipos y consumidores habituales de carne para indagar sobre las consecuencias que la alimentación tenía sobre su salud. Además, se encontró una mayor necesidad de asistencia médica y peor calidad de vida entre los veganos. Un trabajo que, sin duda, traerá polémica.

5 comentarios

  1. Soy vegetariano simple, o sea que aunque no como carne ni de res ni de cerdo, si tomo leche de vaca y consumo pescado.
    Ahora estoy teniendo un problema, me dió dermatitis alérgica y estoy sufriendo mucho por mi piel. Como bién lo dice su nombre, esto es una alérgia de la piel, cosa que jamás en mis sesenta años había tenido pues soy una persona supremamente alentada.
    PREGUNTO A QUIEN PUEDA AYUDARME: Tendrá algo que ver mi dieta vegetariana con la alergia en la piel? Gracias

  2. Contrario a lo escrito arriba, mi dieta vegetariana consiste en no comer carnes rojas, pero si comer pollo y pescado. de esta manera gozo de una excelente salud y a pesar e mis 72 años de edad, no sufro de nada, ni siquiera me dan gripes.

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