La impresión de documentos es tan sencilla que, a nivel estadístico, acaba provocando un grave problema ambiental. De hecho, basta con un par de clics para que la impresora haga su trabajo. Una tarea que supone gastar papel, tinta y electricidad.
Idealmente, los eco consejos se reducirían al siguiente: no tener impresora. Ni siquiera se trataría de no utilizarla, sino de prescindir de ella por completo. Sin embargo, esto puede no ser factible y, a nivel estadistico, su uso en hogares y empresas puede considerarse habitual.
Consejos para una impresión sostenible
Yendo a lo práctico, por lo tanto, veamos 5 trucos eco amigables para que la impresión signifique darle un uso a la impresora más razonable y a la vez sostenible. Para, en fin, no renunciar a imprimir si realmente se considera necesario, pues es innegable que también supone un adelanto tecnológico de lo más práctico.
1. Aplicar las tres erres: Y es que las famosas tres erres de la ecología (reducir, reciclar y reutilizar) encajan a la perfección cuando se trata de tomar decisiones a la hora de imprimir. Tengamos en mente esta pequeña regla y tomaremos decisiones acertadas. Entre otras, imprimir lo imprescindible (reducir), hacerlo por ambas caras o usar las hojas impresas solo por un lado como cuadernos de notas (reutilizar), así como, por ejemplo, usar papel reciclado y, a su vez, una vez desechado separarlo para que se recicle.
2. Correcciones previas: Imprimir cuando se hayan hecho las correcciones pertinentes es otra manera de ahorrar papel, electricidad y tinta. Para ello, releamos y corrijamos los errores con anterioridad, incluso enviando por correo electrónico o compartiendo documentos de cualquier otro modo. Un eco consejo que también puede aplicarse a las fotocopias.
Además, si lo hacemos así quizá también tengamos más fácil apagar la impresora. Es decir, mantenerla apagada y encenderla solo para realizar la impresión, apagándola a continuación si no se prevé una pronta utilización, cuidando incluso no dejar abierto el modo en espera.
3. Renunciar a las imágenes: Imprimir las imágenes supone un despilfarro de tinta importante. Salvo en casos muy concretos, las fotos o dibujos a menudo son perfectamente prescindibles. Y a la inversa, en algunas situaciones puede darse el caso contrario, con lo que la moraleja es sencilla: ser selectivos a la hora de imprimir es una manera fácil de ahorrar dinero y reducir el impacto ambiental sin renunciar a la utilidad que perseguimos con nuestra impresión.
4. Recargar los cartuchos: La recarga de los cartuchos nos ayuda a economizar los embalajes y también en nuestra factura, pues su precio suele ser mucho más económico. Sin embargo, lo realmente ecológico es no imprimir, y ello no siempre ha de ser sinónimo de no contar con un papel escrito entre nuestras manos…
Volvamos a anotar en hojas sueltas (reutilizando las impresas por una cara, pongamos por caso) o libretas. Visto con optimismo, puede ser un cambio positivo. Nos acostumbraremos a sintetizar, nos ayudará a memorizar y es una oportunidad para practicar una bonita caligrafía. Bien mirado, hasta puede tener su encanto.
5. Más trucos que hacen la diferencia: A la hora de ajustar la sangría, el interlineado y elegir el tipo de letra, sin renunciar a la legibilidad podemos reducir los márgenes y espacios en blanco en general, así como optar por tipografías que no tengan el trazo demasiado grueso.
Reducir el tamaño de la letra también ayuda a ganar espacio en cada página. La suma de estos pequeños eco gestos aplicados de forma cotidiana es un modo sencillo de conseguir grandes resultados al cabo del tiempo. Sobre todo, además, si con ello predicamos con el ejemplo en el medio laboral o familiar.