Agua de lluvia transformada en cerveza (sí, existe)

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Hoy, Día Mundial del Agua 2017, es una fecha perfecta para hablar de un uso poco conocido del agua de lluvia. Si bien su reutilización puede adoptar muy distintas formas, ésta resulta insólita, lo cual no significa que no pueda convertirse en tendencia y acabar conquistando medio mundo, al tiempo que lo cuida.

Hablamos de la fabricación de una cerveza que, al menos en lo que respecta al agua, uno de sus ingredientes principales, hace un uso responsable digno de elogio. Sobre todo, considerando que la producción de esta popular bebida requiere grandes cantidades del líquido elemento.

Tanques recolectores en azoteas

La idea ha sido de un joven holandés, decidido a recolectar agua de lluvia de los tejados de la ciudad de Ámsterdam, antes de que acabase inundando las calles. Y decimos inundando porque las lluvias fuertes son cada vez más frecuentes y repentinas a consecuencia del cambio climático, y esta urbe sufre especialmente dicho problema.

Son habituales las inundaciones como consecuencia de la saturación del alcantarillado público, por lo que capturar el agua antes de que llegue a las calles es doblemente beneficioso. Además de la ventaja que supone de cara a prevenir inundaciones, al menos en la medida de lo posible, se aprovecha para elaborar una rubia única, explica Joris Hoebe, creador de este nuevo tipo de cerveza.

«La producción de cerveza requiere una gran cantidad de agua, por lo que pensé, ¿por qué no combinar las dos necesidades? «, dice este emprendedor verde. Fue entonces cuando Joris se lanzó a por todas, primero junto a compañeros suyos de la universidad, y luego convirtiendo el experimento en una idea de negocio de éxito.

Los cuatro estudiantes de la Universidad de Ciencias de Ámsterdam instalaron dos tanques en el techo de la misma y comprobaron el gran rendimiento que ofrecían cuando llovía. Después de dos semanas de fuertes lluvias, recogieron casi 1.000 litros de agua.

Una materia prima a partir de la que comenzaron a trabajar para elaborar cerveza. Básicamente, el agua se esterilizó a través de un sistema de filtrado que utilizaba bacterias para someterla después a una esterilización hirviéndola. A partir de la obtención de agua limpia realizaron su primera producción de cerveza, y aquello solo acababa de empezar.

Animados por los resultados, entusiasmados, en realidad, fueron dando pasos hasta la creación de su propia fábrica de cerveza, bautizada (con agua de lluvia) con el nombre de Hemelswater, el mismo nombre que su producto, para cuya elaboración tuvieron que instalar nuevos tanques.

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La instalación de un colector de agua en el techo de un hotel, el Volkshotel fue su primer paso para la captura de agua como empresa constituida, dejando atrás los primeros titubeos de las pruebas universitarias. En el futuro, lógicamente, deberán ampliar los tanques buscando nuevos lugares para su ubicación.

Lo cual significa, por un lado, que contribuirán a reducir las inundaciones urbanas, al tiempo que son un modelo de negocio muy interesante para su emulación. No necesariamente para la elaboración de cervezas, sino para cualquier otro proceso industrial que requiera de agua. O, por qué no, podrían inspirar a comunidades de vecinos o incluso a las instituciones municipales para aprovechar sus azoteas recabando agua de lluvia para darle mil y un usos.

Sea como fuere, finalicemos este post volviendo a los padres de la criatura, de ese proyecto pionero que ha creado una cerveza rubia, cuyo nombre además tiene doble sentido, pues hace referencia a los códigos de previsiones meteorológicas que anuncian mal tiempo. O, mejor dicho, eventos peligrosos, como tormentas y nevadas. Una interesante manera de sacar partido al cambio climático y, de paso, también combatirlo de un modo ingenioso.

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