Los espacios públicos son todo un reto para la arquitectura, y cuando se busca innovar en clave de sostenibilidad, derrochando creatividad por los cuatro costados, los resultados pueden ser de escándalo.
En este caso, al margen de la impresionante inversión requerida, es un auténtico lujo la atmósfera marina lograda y sus elementos diseñados para buscar esa sostenibilidad que tanto necesitan los edificios mastodónticos. Especialmente, porque al ser edificios icónicos realmente espectaculares, además se convierten en un ejemplo para el mundo de lo mucho que puede hacer la arquitectura por la ecología, y viceversa.
Bajo impacto ambiental y paisajístico
Pero, sobre todo, definir el Lotus Square Art Center sin imágenes es muy complicado. No te pierdas las de la galería, disfrutarlas después de conocer sus características, sus puntos fuertes en lo ecológico, las dota de un plus muy interesante para quienes buscan inspiración en proyectos arquitectónicos que digan ese algo esencial cuando se trata de respetar el entorno.
Su bajo impacto por doble partida, a nivel ambiental y paisajístico, lo convierten en una apuesta de gran valor para los amantes de los diseños de corte futurista que embelesan y acaban haciendo la diferencia por su ingeniosa vertiente sostenible.
Si además tenemos en cuenta que está ubicado en China, un país donde la polución es terrible en muchas de sus ciudades, así como una cuestión de salud pública prioritaria, la visión de este centro de arte que parece salido de las profundidades marinas puede interpretarse también como un alegato en favor de una decidida política ambiental.
Concretamente, el edificio está situado en la isla de Hengqin, de la ciudad de Zhuhai. Cerca del mar, tanto geográficamente como desde un punto de vista conceptual. Por ejemplo, sus ondulaciones se inspiran en la forma de un pez y las paredes de cristal facilitan que la luz natural llegue a sus diferentes plantas, una especie de océano acristalado.
Además de sus muros de cristal, grandes claraboyas juegan con la luz, consiguiendo efectos de luminosidad genuinos. Puesto que las paredes son ya de cristal, el techo puede jugar con tan particulares ventanas para concentrar la luminosidad, recordando esos chorros de luz que en la naturaleza atraviesan la superficie del agua cenitalmente, para colarse de un modo tan mágico…
De este modo, se consigue un efecto estético que evoca el fondo de los mares, y por otro se aporta una fuente de luz extra que también rinde tributo al sol, clave en muchos ecosistemas marinos. Es la llamada zona fótica, donde se concentra la mayor parte de la biomasa y la actividad metabólica marina.
Como no podía ser de otra forma, el diseño también busca un bajo consumo de energía. La firma de arquitectura Raynon Chui, padre de la criatura, no solo se inspiró en la vida marina para crear un ambiente oceánico, sino también para que las fuentes de energía fuesen renovables.
Al igual que el mar es una fuente de energía inagotable y, por otra parte, tiene un enorme poder regenerador, el Lotus Square Arte Center busca esa autosuficiencia que bebe de fuentes de energía renovables y se abastece con el agua de lluvia.
El agua de lluvia se recolecta a través del techo y con ella se riega la vegetación. A su vez, se ha optado por un vidrio de baja emisividad, que refleja el calor con eficiencia. Y, cómo no, se consigue minimizar la necesidad e iluminación artificial, mientras se combate el efecto de isla de calor consiguiendo un aislamiento que mantiene la temperatura interior estable.
Un aislamiento que, sin embargo, intenta combatirse al hacer el edificio transparente. En este caso, se busca todo lo contrario, esa conexión interior y exterior que comunica con la naturaleza, transmite sensación de aguas cristalinas y logra una integración visual casi total.