Camisetas de algodón para cargar los teléfonos móviles


Ingenieros estadounidenses han dado un nuevo uso a las prendas de vestir tras haber tenido éxito en la transformación de una simple camiseta de algodón en un componente capaz de cargar los teléfonos móviles. De forma sorprendente, su tejido se convierte en un super condensador que recarga con mucha rapidez y a un bajo precio de fabricación.

Para entender el alcance del invento hay que hacer un ejercicio de imaginación, una especie de salto en el tiempo, cuando los teléfonos móviles sean algo así como «un trozo de papel que se podrá enrollar», tal y como explica el ingeniero Xiaodong Li, líder de la investigación y profesor de la Universidad de Carolina del Sur.

Conseguir camisetas capaces de tal hazaña, es decir, convertibles en dispositivos de energía flexibles y elásticos que alimenten los también flexibles teléfonos móviles del futuro, ha sido necesario recorrer un largo camino en el laboratorio. Los ingenieros partieron de una anterior investigación propia de hace un par de años, en la que lograron crear tejidos más resistentes gracias con nanocables de carburo de boro. Entre otras cosas, este método permitía convertir una camiseta de algodón en una prenda con una resistencia equiparable a la de un chaleco de antibalas y sorprendentemente lo hacía con una flexibilidad igual a la de cualquier tela de algodón.

Ahora, dos años después de aquel descubrimiento vemos una primera aplicación práctica en la transformación de una camiseta de algodón cualquiera en un dispositivo de recarga para los móviles del mañana. Y, puestos a imaginar, el invento podría acabar siendo cualquier prenda de vestir de algodón, ropa interior incluida. Lo que no está tan claro es la inocuidad para el cuerpo, incluso para el medio ambiente.

En realidad no es la primera propuesta de recarga de telefonía a través de tejidos, pero sí es la primera vez que se logra sólo mediante procesos de tratamiento térmico y sólo un ligero proceso químico, afirma Li. Una de sus ventajas es su capacidad de respuesta, más rápida que las actuales baterías, y el reducido coste de fabricación.

Los resultados del experimento han sido publicados por la revista Advanced Materials, donde se detalla que el descubrimiento se logró tras una serie de pasos que parecen sacados de un recetario de cocina: la inmersión de la prenda en una solución de fluoruro de sodio durante un hora y un secado posterior en un horno precalentado durante tres horas. Por último, vuelve a calentarse en el horno, también precalentado, durante una hora. Actualmente el reto es aumentar la cantidad de energía que las fibras son capaces de almacenar, así como encontrar patrocinadores que permitan su comercialización.

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