A la hora de conservar los alimentos hemos de tener en cuenta que se trata de un momento clave para prolongar su frescura y, en fin, conseguir una durabilidad máxima que sobre todo evite su prematura caducidad.
No en vano, buena parte de los alimentos acaban en la basura, ya sea antes o después de cocinarlos. En este post repasaremos algunos trucos que realmente funcionan.
Trucos sencillos y prácticos
Son trucos ingeniosos, que forman parte de la sabiduría popular, apoyados por la ciencia de uno u otro modo. Todos ellos fáciles de aplicar, algunos son genéricos y otros específicos, y puedes ponerlos en práctica desde ya mismo.
1. Dejar que pase el aire: En la nevera o en la alhacena, tanto se da. A la hora de conservar frutas, verduras u otros alimentos suele ser efectiva la norma de separar los productos, cada pieza, incluso.
2. ¿En la nevera, en el congelador o afuera?: A su vez, los alimentos deben separarse de forma adecuada para preservar su poder nutricional y garantizar las condiciones higiénico sanitarias. No solo saber cuáles deben conservarse frescos, refrigerados o congelados, al menos de forma preferente, sino también entre ellos.
Cada tipo de alimento exige un determinado tipo de conservación, sobre todo en función de la temperatura necesaria para que no proliferen las bacterias o, en el caso de las frutas, en lo que respecta a su ritmo de maduración.
3. Conservación antes de llegar a casa: Desde que lo compramos en el súper hasta que llega a la cocina debemos saber cómo actuar. Básicamente, vigilemos no romper la cadena del frío. O todo lo contrario, como ocurre con los huevos, por ejemplo, que podemos seguir manteniendo afuera o introducir en la nevera.
También es importante separar los alimentos en distintas bolsas, según convenga por seguridad alimentaria y conservación del frío. No mezclar la carne o pescado con el resto de alimentos y guardar los alimentos que necesiten mantener el frío (congelados, lácteos y demás) en una bolsa aislante son dos importantes normas.
4. Aprovecha el congelador: Más allá de que guardar alimentos ya congelados, carne y pescado fresco o raciones de sobra, el congelador es un auténtico aliado para conservar la vida útil de los vegetales.
Frutas y verduras pueden prolongar su frescura de forma sorprendente si se siguen una serie de pasos como por ejemplo secarlas bien después de lavarlas o, si lo preferimos, también es posible congelarlas al vacío.
Es interesante conservarlas troceadas, listas para consumir o cocinar tras su descongelación o directamente, como ocurre con el perejil o con la cebolla troceados o picados para hacer mil y un platos.
5. Frutas frescas más tiempo: Las frutas y verduras siempre es mejor no lavarlas antes de guardarlas en la nevera o de colocarlas en un frutero, pongamos por caso. Se recomienda hacerlo justo antes de consumirlas o usarlas para cocinar para evitar que se echen a perder.
En cuanto a los plátanos, mantener las bananas frescas por más tiempo, evitando que salgan las típicas manchas marrones antes de tiempo, podemos lograr grandes resultados colocándolas lejos de frutas climatéricas.
Las frutas así denominadas (kiwis, manzanas, melocotones, etc.) se caracterizan por producir etileno, un gas responsable de la maduración, por lo que las que estén cerca madurarán de forma más rápida.
Eso sí, no tengamos miedo de comer plátanos maduros, pues esas manchitas pueden ser un signo de que resultan especialmente beneficiosos para nuestra salud. Según un reciente estudio nipón, el plátano maduro aumenta su nivel de antioxidantes, ayuda a luchar contra el cáncer y refuerza el sistema inmunológico.
Y, por supuesto, las frutas y verduras que no hayamos de consumir enseguida mejor elegirlas algo verdes, siempre informándonos antes de cuáles maduran por sí solas y cuáles no. Aprovechemos también la cercanía de las climatéricas a nuestro favor, para que maduren cuando convenga.